miércoles, 30 de octubre de 2013

Cumpleaños de mi papá

¿Por dónde empezar? No lo sé, la verdad es que yo nunca pasé por una fase en la que odiara a mis padres o algo por el estilo, nunca fui tan adolescente. Siempre los he querido mucho, muchísimo. Bueno, es que tanto mi papá como mi mamá son lo mejor del mundo. Mi mamá siempre dispuesta a apoyarme en todo lo que haga, ya sea pensar en dejar mi trabajo, y mi papá, siempre con libros, cómics, conciertos y consejos sabios. Hoy cumple años mi jefe. 55 años. Creo que si tuviera que ejemplificar cómo veo a mi papá, pondría una foto de Mufasa. Y vaya, quisiera escribir más, pero creo que todo me lo guardaré para mí. Sólo puedo decir: felicidades, papá. 

martes, 29 de octubre de 2013

Yamasan Ramen House

Día con día me vuelvo un cliente más asiduo de este negocio en la Plaza Tanarah de San Pedro, Nuevo León. Los platillos son deliciosos y, sin duda, te dejan con ganas de volver por más. A estas alturas ya conozco a la mesera que usualmente me atiende y el chef ya me dio su tarjeta de presentación. Los precios no son los más baratos del mundo, pero vaya que vale la pena pagar un poco más por semejante manjar.

sábado, 26 de octubre de 2013

El regreso de Fantomas, la amenaza elegante


Hace muchos años, cuando era niño, mi papá solía ir a la revistería y, al regresar, decía “aquí dejo esto, pero no lo vayan a leer porque es porno”. Obviamente, lo primero que hacía yo era correr por el texto en cuestión. Y no, no era porno. Digo, al menos la mayoría de las veces. Era el cómic de “Fantomas” en la versión de Editorial Vid; es decir, me tocó crecer leyendo los argumentos de Hilda Zacour y no los de Sotero Garciarreyes, que son los que recuerda mi papá, o Gonzalo Martré, que fue responsable de las incontables referencias literarias y artísticas que hicieran tan diferente al personaje creado por Rubén Lara.

Muchos años después, en Zacatecas, tuve la oportunidad de estrenarme en el mundo de los congresos literarios con una ponencia sobre Fantomas. En general fue bien recibida y hasta conseguí el mail de una muchacha guapa. Éxito total, diría yo. Al poco tiempo, pude presentar la misma ponencia, corregida y aumentada, en Buenos Aires, Argentina. Una vez más, el público mostró interés en el cómic. Estas dos anécdotas deberán servir para darles una idea de cuánto me emocioné cuando escuché que se publicaría un nuevo libro sobre mi héroe de la infancia, aquel que guarda un sitio en mi memoria junto con Mafalda y Calvin & Hobbes como las lecturas que definieron mi forma de ver el mundo.

Encargué a una amiga un ejemplar del libro; por supuesto, no pudo conseguirlo. Yo no contaba con que mi papá, como hace muchos años, sí logró que le trajeran uno. La historia se repetía y las aventuras de la amenaza elegante eran llevadas a casa por mi señor padre, así que, en honor a este momento nietzscheano hice lo mismo que cuando era niño; es decir, me apoderé del libro antes de que otra persona lo agarrara; por desgracia, la lectura resultó decepcionante. Gonzalo Martré, otrora escritor de la serie, tomaba de nuevo la pluma para darle vida al personaje, pero más que resucitarlo, pareciera que lo convirtió en una especie de zombi. Un muerto viviente sin ánima alguna.

“El regreso de Fantomas, la amenaza elegante” es un texto agridulce, por así decirlo. Encontramos todos los elementos que hicieran tan maravilloso al personaje: ciencia ficción, literatura, arte, aforismos, lucha social y compromiso con los desamparados. Ahí estaba, la mezcla exacta de James Bond y Robin Hood; no obstante, también hizo presencia la amargura del escritor, que intentó realizar una especie de sátira que no pasó de  un mal chiste. Una broma que se gasta muy pronto y que fastidia al lector pues entorpece lo que, de otro modo, podría haber sido un buen texto. No sé qué pretendía Martré con episodios en donde Fantomas pasa al baño, sin duda uno de los momentos más lamentables del libro, por no mencionar que incluso usa la frase “donde el rey va solo” para referirse al sanitario. Así es, la amenaza pierde lo elegante y se come unos tacos de suadero que le provocan un malestar estomacal de tal magnitud que, al parecer, es digno de aparecer en la historia.

Pero no termina ahí. Martré también habla de la vida sexual de Fantomas, de cómo el Profesor Semo, figura paterna del protagonista, crea una superviagra y una especie de espermicida que es usado con las bellas asistentes quienes, además, son sodomizadas de vez en cuando, de acuerdo al autor, que parece bastante resentido por no formar parte del canon literario, pues no pierde la oportunidad de hablar de “ese grupo de escritores heterodoxos postergados perversamente por las mafias literarias, los críticos aburguesados, los editores ignorantes y los libreros fenicios”.


Correré con el riesgo de pertenecer a este grupo y diré que el libro de Martré y su versión de Fantomas no son sino un chiste de mal gusto y una vulgaridad que pasan con pena por las manos del lector, quien se hará un favor entre más pronto olvide este texto y corra a sus librerías de viejo a buscar aquellos cómics que dieran vida al legendario ladrón francés. 

viernes, 25 de octubre de 2013

Entrevista a Patricio Sturlese

Entrevista a Patricio Sturlese

1.- Con El umbral del bosque ya son tres libros que tratan sobre Europa en el pasado, ¿qué te llama la atención de ese contexto?

Creo que Europa es la cuna de nuestra cultura occidental y tiene los vestigios de lo que sucedió en una época: el mundo medieval, el mundo feudal, una vez fue el centro de nuestra civilización y ahora sólo ves simples castillos en la punta de una montaña. Europa tiene escondido todo un catálogo de personajes que me parecieron atractivos a la hora de contar una historia gótica con el tema de la iglesia. 

2.- En El inquisidor, vemos el lado humano del personaje principal y nos muestras que no todo es blanco o negro, ¿cuál es tu sentir frente al maniqueísmo histórico en América Latina?

Bueno, sucede esto: es utilizado en discursos para crear fantasmas, monstruos y esas cosas que espantan para dirigir voluntades. Evidentemente, creo yo, este discurso nos pone en tiempos medievales en la política, ya no hablamos de Europa la vieja, sino de América la vieja, con prácticas que son oscurantistas.

3.- Hiciste estudios en el Colegio Máximo de San Miguel, en donde también estuvo el ahora Papa, Francisco I, ¿hubo alguna reacción de parte de la institución por libros como El inquisidor o La sexta vía?

El inquisidor lo leyó el decano y bueno, todos los compañeros de Bergoglio están como profesores; él mismo fue profesor y decano; creo que la prueba de fuego la tuvo ahí adentro del teologado jesuita. Cuando el libro salió recibí una catarata de críticas porque pensaban que venía a atacar a la Iglesia. Vaya, sólo con la imagen de la portada basta, un inquisidor con llamas y un pentagrama invertido… huele a problemas. Por otro lado no podría contar una historia sobre un inquisidor sin meter al lector a la cámara de tormento. Uno pasa por diferentes tensiones, tiene indiferencia, tiene relaciones sexuales, que algunas personas no me perdonaron que en un libro donde hay una misa, cardenales y sacerdotes de repente haya una orgía o un aquelarre de brujas, pero yo me comprometí a mostrar una historia, mi objetivo era ése y que cada uno dijera quién es el bueno y quién es el malo. Luego uno se da cuenta de que el héroe mata y el villano no mató a nadie y al final la decisión sobre quién es el bueno y el malo la tiene el lector.

4.- Defines tus libros como sacrothrillers, ¿cuáles son los elementos de este género?

Es un género que se inauguró, a mi criterio, con Morris West hace más de 40 años con novelas como El abogado del Diablo, un australiano que escribía intrigas palaciegas; luego vino El nombre de la Rosa de Umberto Eco, que mostró la vida monacal.

5.- ¿Cómo reconcilias tu formación religiosa con la escritura de libros que incluso han sido llamados “anticlericales”?

Antes de ser escritor soy católico. Esto es literatura, es ficción, y el espíritu con el que creé esta novela fue mostrar una historia que yo no inventé. Cuando nací ya existía el mal, ya existían las historias de brujas, yo no creé al Santo Oficio. No me puse en un rol de ordenar todo el mensaje para que fuera una ofensa a la Iglesia o al poder político; lo muestro, pero obviamente hay facciones dentro de toda religión que son más exacerbadas que otras. El protagonista, en el siglo XXI, de una novela del siglo XVI es un sacerdote católico, con dudas, con aciertos, con lo que fuere.

6.- En varios lugares retiraron tus libros de las estanterías, ¿cómo crees que un autor debe enfrentar la censura?

Cuando me enteré yo estaba llegando a El Salvador y me dijeron que habían retirado mis libros y cancelado las presentaciones. Me encontré con un cuadro netamente inquisitorial en carne viva por un libro de ficción en una librería. Lo que hice fue pararme aún más fuerte en mi punto que es “no tengo que explicar nada porque las verdades se explican solas”. Me comuniqué con los dueños y me dijeron que les parecía que venía a esos lugares a contaminar la literatura. Yo los entiendo, son personas católicas, pero yo también lo soy, los sacramentos son los mismos y no hay nada que dé capacidad de censurar a un autor de ficción. Yo les dije “muchachos, léanlo y si los ofende, les pido disculpas personalmente” pero lo leyeron y al cabo de tres meses se estaban vendiendo al doble porque ya había trascendido que había sido censurado.

7.- Como católico, ¿cómo vives tu afición al death y black metal?

Escucho a Dimmu Borgir; no me importa la letra, yo consumo tensiones auditivas, pueden decir que se levantan en la mañana y van a comprar pan o que se bañan en sangre, me da lo mismo. El metal tiene tal similitud con la música clásica que cuando uno los mezcla con filarmónicas se da cuenta de que hablan el mismo idioma. Ahí están las bandas de black sinfónico, con una visión medieval, ahí están las carátulas, con los bosques, las hachas, todo muy gótico. Vamos, si voy en un auto pongo la radio con los clásicos de los 80, pero cuando camino o estoy solo escucho bandas que las conocen solo los padres de los músicos. Escribo una escena, escucho dos o tres canciones de black y me marcan la ecualización de la escena que viene después.

8.- Es curioso porque el black tiene una temática satánica…


Bueno, hay quien dice “nosotros somos ateos y hacemos black, hablamos de satán, pero no creemos en nadie” Pero tienes a gente como Glenn Benton que es un payaso, está con la cruz invertida, pero al final del año va a la discográfica y agarra sus dólares. Claro, a veces escucho a Deicide, pero yo solo tomo los sonidos. Esta música siempre tiene el fantasma de lo moral detrás. Estamos en épocas en donde una banda de black metal noruego horrorizaría a los rockeros de los 70. También tienes a bandas de white metal que hacen mucho ruido, pero que dicen “la eucaristía te libera del pecado”. Muchachos, hagan música y no se fijen en la letra. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Entrevista a Yussel Dardón

Aquí la entrevista al autor de Motel Bates.

Entrevista a Yussel Dardón

1.- El año pasado ganaste el Premio Julio Torri, ¿es aún tu existencia un filme de bajo presupuesto?

Sí, por supuesto que sí. Vamos, el premio tiene una caducidad económica bastante corta, sobre todo con estos cambios de precios; de repente tienes dinero y bueno, lo primero son las deudas y luego libros, películas, discos y hasta el final la ropa, es lo de menos.

2.- Motel Bates es un texto con un ritmo vertiginoso cuya lectura, historia tras historia, nos recuerda a las puñaladas de la famosa escena de Psicosis, ¿por qué elegir este estilo que se asemeja más a un corto cinematográfico y no una novela?

Cuando empecé a escribir el libro tenía muy clara una idea, que era apostar por el ritmo. Quiero escribir pequeñas historias con ritmo, hay oraciones cortas, largas, cortas, largas. Siempre pienso en qué música quiero para un libro, cuando empecé este libro pensé en un disco de Mike Patton y dije “quiero este ritmo”, es muy complicado. Cuando escribí estas pequeñas estampas trabajé con el ritmo de pregunta-respuesta, que me dijera algo. Así que empecé a armar una estructura de acordeón, uno a uno, hasta que en medio queda el cuento “Extraños en la noche” y en medio de ese cuento, la frase que define al libro. Una voz ajena a todo el libro, como el director que da acotaciones. Me interesa el vértigo de lo breve.

3.- Día a día la literatura se nutre de nuevas y más variadas fuentes, una de ellas es el cine, ¿qué otro tipo de narrativas integras en tu escritura?

El cómic. Uno empieza a ver cómics, novelas gráficas, que cada vez son hasta mejores que muchos de los libros que se escriben actualmente, por ejemplo Watchmen o las historias de Neil Gaiman, con The Sandman. La música, las letras de canciones, las fotografías. A mí me gusta este concepto de los instantes, pequeñas cosas que puedes ver, soy como un fotógrafo de clóset y pues, ¿qué nos queda? Instagram nomás. Esas son mis referencias; incluso las series de televisión, que incluso superan muchas veces  a la literatura, por ejemplo The Sopranos, Breaking Bad, que se destacan como joyas.

4.- ¿Eres el hombre que sabía demasiado… de qué?

De echar a perder las cosas. A veces uno empieza a llevar una línea vertical y hay una circunstancia que la convierte en una cola de cochinito, que empieza a girar. Quizá es eso de lo que sé demasiado, cuando pienso en esa película me siento como una especie de espía, yo era ese hombre que sabía demasiado, cómo quería ver a estos personajes, tanto que me di el lujo de andar matando a cada rato a Hitchcock; que si algo tenía era que siempre había una especie de humor extraño en sus películas, así que pensé en meter estos guiños.

5.- ¿Qué te da vértigo?

La soledad. De repente enfrentarte a una situación de estar, pero no estar. Es algo que siempre me mueve. Antes el vértigo era el temor a la bomba atómica, ahora tienes más temor de que en la calle te salga un cabrón y te dispare, aparte de que estoy medio paranoico.

6.- ¿Alguna vez te ha obsesionado tanto una idea como al protagonista de La ventana indiscreta?

Sí, soy muy obsesivo con los detalles. Hay una idea que me está rondando últimamente, qué ha cambiado en la mirada del hombre contemporáneo para ver un accidente, un muerto, y tomarle una foto o un vídeo y subirlo a YouTube. Recordemos el caso de la mujer que tuvo un bebé afuera del hospital, todos hablamos de los servicios de salud, pero ¿y el cuate que la estaba viendo? ¿Por qué no la ayudó? Ahora todos queremos ser testigos de todo. Me acuerdo de una película de George Romero en donde hay un montón de zombis y empiezan a matar a alguien y le dicen a un personaje “oye, vamos a ayudarlo” y él dice “no, no, nosotros sólo somos testigos”. Y pues, ay cabrón.

7.- Seguramente Freud habría tenido mucho que decir de Norman Bates y su madre, ¿qué crees que diría de tu libro?

Seguramente que la tenía muy chiquita o que quería acostarme con un caballo. No sé, ese Freud divagaba un poco, pero seguramente diría que tengo broncas serias.

8.- Además de Hitchcock, ¿qué otros cineastas influyeron en tu forma de contar historias?

Jim Jarmusch por el blanco y negro; Wes Anderson por los colores. Son los dos directores que más me han marcado, junto con Romero. El mismo Tarantino, pero no sé qué tanto pueda meter de él sin verme como haciendo una festividad.

9.- ¿Alguna historia de moteles que gustes contar?


Alguna vez me contaron, yo no la viví, me la contaron, sobre una pareja que está con la pasión, se están trepando uno sobre el otro, una cochinada pues. Pasa el tiempo y al otro día se dan cuenta de que las cortinas están abiertas. Están frente a la recepción y seguramente tuvieron también su diversión. No quiero pensar mucho en ello, pero puede que haya pasado. 

miércoles, 23 de octubre de 2013

Entrevista a Lorena Amkie

Aquí está la entrevista que hice a la autora de Gothic Doll, que también debe aparecer en La Rocka. 

Entrevista a Lorena Amkie

1.- ¿Qué sientes al terminar la historia de Maya? ¿Te despides para siempre o es apenas un hasta luego?

Mucha tristeza. No sé si vaya a retomarlos, pero me parece que por el momento me estoy despidiendo. Más que descansar creo que contesté lo que tenía que contestar. Me siento triste, con sentimientos encontrados, como con un hijo, o eso me dicen las mamás.

2.- Podría decirse que estamos viviendo el auge de las sagas juveniles, ¿por qué concluir ahora?

¿Por qué no diez libros? Yo escribo con base en preguntas, me preguntaba cómo sería la inmortalidad hoy, en México, con gente de esta época y mi pregunta principal, que era si yo quería la inmortalidad. Después de la trilogía me doy cuenta de que no, que está demasiado ruda la eternidad. Busqué distintos puntos de vista, ya conocí a mis personajes y ya me respondí, pero ahora surgen otras cuestiones que deben responder otros personajes.

3.- Las sagas juveniles se han vuelto un producto de consumo masivo con gran presencia en las redes sociales y con adaptaciones cinematográficas de calidad variable, ¿lo tienes en consideración a la hora de escribir? ¿Te dejas llevar?

No tengo en cuenta las opiniones a la hora de escribir; si no, terminaría escribiendo lo que todos quisieran. Sí creo que es bueno que la literatura se convierta en un producto de consumo. Es un cambio. Cuando era joven a mí me molestaban por leer, era de ñoños y estudiosos y pues qué maravilla que esté cambiando gracias a estas sagas. Nadie se inicia en la literatura leyendo El Lazarillo de Tormes, uno debe empezar leyendo algo que le guste, algo que le interese.

4.- Tú empezaste leyendo Mujercitas

Esa fue la primera vez que dije “me quiero sentar a leer”.

5.- Ante la oleada de libros que abrevan de las mismas fuentes, ¿por qué continuar escribiendo gótico?

No sé si mi literatura es gótica. Tengo historias que contar y sólo quiero contar una buena historia. Hoy fueron vampiros y mañana será otra cosa.

6.- Sin duda las cosas han cambiado para Maya desde Gothic Doll, empezando por el diseño de los libros, que se ha vuelto más maduro y siniestro, ¿cómo te enfrentas al prejuicio que pudiera haber hacia la literatura de vampiros?

La pregunta típica es “¿por qué otra serie más de vampiros?” pero yo preguntaría por qué otra historia de guerra o de amor. Uno debe contar una historia sin importar el mundo en que esté basado, cualquier tema ya se ha escrito, pero lo importante es el punto de vista original y que sean buenos personajes. Creo que muchos hombres se han perdido la oportunidad de leer la serie por el diseño del primer libro, porque creían que era para niñas chicas, pero hay escenas en donde aparecen desmembrados y sangre, así que no es una literatura para niñas ni nada. Yo les digo “fórrenlo, llénenlo de calaveras y cosas malas”, pero poco a poco más hombres también empiezan a leerlo.

7.- ¿Cuál es el lado oscuro de Lorena Amkie?

Esto que están leyendo. Yo soy de esas niñas que en la escuela nunca rompían un plato, que se portaban bien, pero toda mi violencia y mi lado oscuro los saco en la literatura. Hay una fracción mía por el lado de las sombras desde estos seres hasta otras cosas, como relaciones con gente inadecuada. Me gusta mucho vivir en el límite, lo más blanco y lo más negro. Es muy emocionante, pero muy cansada.

8.- Esta idea del abandono del creador me recuerda a Frankenstein, ¿qué libros de este período te marcaron?

Ese libro me parece una de las historias más tristes e increíbles que he leído. La humanidad del monstruo es algo que busco mostrar, tal vez si aceptamos la humanidad en el monstruo aceptemos la monstruosidad en el humano; claro, esta historia y los clásicos de vampiros influyeron, pero lo importante son los personajes, que han salido de toda la literatura he leído.

9.- ¿Qué recomendarías a los chicos que comienzan a leer?


Que se vayan por algo que les interese, que no intenten leer LA LITERATURA, así en mayúsculas, sino que lean algo que les llame la atención, seguro van a encontrar algo. Por favor suban el promedio de lectura, que sea más de un libro al año. Lo que pasa con estas series es que están cambiando la forma de ver la lectura, tiene que poder ser algo accesible, que te permita ver otras cosas. Cuando era niña los libros de la SEP traían los cuentos de Quiroga, y no me identificaba con nada de eso. No había manera de conectarme. Creo que estas nuevas series logran eso. 

martes, 22 de octubre de 2013

Entrevista a Bernardo Fernández, BEF

Esta entrevista la realicé en la vigésimo tercera FIL de Monterrey y debe aparecer en La Rocka, pero por si acaso, ahí va.

Entrevista a Bernardo Fernández, BEF

1.- Primero que nada, felicidades por Three messages and a warning, ¿cuál es el estado de la fantasía y la ciencia ficción en México? ¿Está saludable?

Gracias. Y sí, creo que incluso está en su mejor momento. Ahora se publica en donde antes no se podía; por ejemplo está el hecho de que Alberto Chimal esté en Océano en la colección de literatura general, o yo en Grijalbo… incluso Almadía tiene espacios. Simplemente reconocerlos como literatura. Eso no sucedía cuando yo empecé a escribir a finales de los 90, eso no existía. Me parece que es una señal de una buena salud para un género que además siempre ha sido muy popular y que ahora sale del sótano, del clóset, y toma un espacio dentro de nuestras letras sin categorizaciones de ningún tipo que lo único que hacen es prejuiciar al lector.

2.- ¿Dirías que la ciencia ficción ya forma parte del nuevo canon de la literatura mexicana?

No, pero está siendo; en un contexto más amplio, la literatura fantástica, lo que llamamos literatura de la imaginación.

3.- Ahora, ya para hablar de Cuello Blanco, ha habido una transformación de la agente Mijangos de Hielo Negro a la de ahora, ¿cómo ha sido la recepción de esta nueva faceta del personaje?

No he tenido una retroalimentación, pero creo que ha sido la evolución natural del personaje. Me gusta pensar que no son estáticos, que van evolucionando. A nivel creativo estoy muy contento con lo que está pasando; estoy aterrado porque no sé qué va a pasar en la tercera. Yo planeo originalmente tres, no sé si vaya a haber más, pensaba como en las series de novelas policíacas clásica, pero lo que está pasando hasta ahora me tiene muy contento.

4.- La novela anterior recibió una dura crítica en Letras Libres en donde incluso se señaló que pecaba de machista, ¿qué hace diferente a Andrea Mijangos de otras protagonistas femeninas? ¿Lees las críticas en primer lugar?

Las críticas buenas y las malas te las tienes que creer cinco minutos, afortunadamente tuve más que decían que era una buena novela, pero si te lo tomas como una agresión personal, que no lo es, como si te crees el elogio, estás cometiendo un error. No lo descalifico, tenía puntos de los que tomé nota; no me parece que sean machistas o misóginas, pero ahí ya es cuestión de percepción. Decía cosas que me parecían pertinentes, tomé nota no solo para la segunda de la serie, sino en general, pero en ambos casos las leo, las asimilo y a lo que sigue.

5.- Cuello Blanco explora más la dinámica de Mijangos con el Járcor, su compañero, ¿dirías que su relación es como de Holmes y Watson o más bien como de Batman y Robin?

¿Sabes qué? Pienso que al final es más como de Chaf y Queli, siento que El Járcor, además de ser la contraparte masculina, también es el comic relief; es una relación tensa, más cercana a la de los X-Files, pero no sé cuál será el referente. Sí hay una complicidad, sin duda hay una tensión sexual entre ellos, que no sé si se va a resolver. No sé, no creo poder dar una respuesta inteligente.

6.- En esta nueva novela conocemos un poco más de Lizzy Zubiaga, quien sigue siendo la enemiga jurada de Mijangos, ¿puede existir una sin la otra?

No. Es que ellas sí tienen la relación de Batman y el Guasón que plantea Alan Moore en The Killing Joke, ahí está basada la relación entre ellas, por eso no sé cómo voy a resolverlo.

7.- Eres reconocido por la extensa investigación que haces antes de empezar una nueva novela, ¿cómo fue acercarse al mundo de la especulación financiera?

Bien divertido, porque además no es mi mundo en lo absoluto. La información es muy escasa, así que hubo que entrarle por todos lados. La investigación es lo que más disfruto al escribir una novela. Entre más ajeno me sea el campo, mejor. Yo echo mano de los mecanismos de la ciencia ficción y pues, tengo esta dinámica de tomar toda esta información, lo que se hace tradicionalmente en ciencia ficción, tomo el modelo de trabajo de Michael Crichton, que es uno de los escritores de ciencia ficción dura más importantes de finales de siglo. Al final te permites inventar una historia muy sólida.

8.- ¿Te viste tentado a especular en la bolsa?

No, pero sí tuve una oferta de la que no puedo hablar mucho, pero una de las muchas movidas es crear cuentas fantasmas en las que se te deposita el mínimo y se retira antes de que te investiguen fiscalmente, pero no, no quise.

9.- Si pudieras elegir un dream team para realizar una adaptación al cómic de Hielo Negro Hielo y Cuello Blanco, ¿a quién escogerías?

No los veo como cómics, me gustan así en forma de libro; me gustarían más para cine. Y así, soñando, me gustaría Alex de la Iglesia; hay una opción que no ha acabado de cuajar, pero mi hermano, Alfredo Fernández, está levantando la producción de la precuela, que se llama Tiempo de Alacranes, pero más que Cuello Blanco me gustaría que hiciera Ojos de Lagarto, con Alex de la Iglesia, él sería mi dream team.

10.- ¿Algo más que quisieras agregar?


Pues nomás la invitación al público a que se acerque a la lectura, La Rocka me gusta porque es un proyecto plural, que se enriquece; digo, no es coincidencia que David Bowie sea un gran lector; creo que el público puede encontrar cosas muy buenas, la literatura no muerde y pues, creo que no hay lírica más punk que la de los poetas malditos franceses. 

jueves, 17 de octubre de 2013

La enseñanza de la literatura a través de plataformas digitales

Este es el texto que presenté en la III Mesa de Diálogo sobre Ciberespacio y Literatura, ayer 17 de octubre, en la FIL Monterrey. 'Ai dispensen los errores. 

Pocas cosas deben ser más divertidas para un adolescente que leer en el canto II de la Ilíada el catálogo completo de las 1186 naves enviadas por los aqueos para el asedio de Troya; sin embargo, podemos estar bastante seguros de que sabrán encontrarlas. Muy probablemente en la forma de un Xbox o el nuevo juego de Pokémon. Claro, uno como maestro desearía poder dar a sus alumnos el libro exacto que transformará sus vidas y los convertirá en lectores de literatura, pero no siempre es posible, al menos en el caso de la mayoría de los maestros que tienen una agenda educativa por cumplir. Es decir, no hay forma alguna de sacarle la vuelta a la lectura del Cid Campeador o los poemas de Francisco de Quevedo, pero lo que sí se puede hacer es cambiar el enfoque que damos a estos temas y la forma de abordarlos. Podemos, por ejemplo, apoyarnos en plataformas digitales como Facebook o Twitter para permitir que los alumnos exploren, desde otra óptica, los textos literarios.

Tomemos dos ejemplos: uno hipotético y uno real. El primero es un vistazo hacia el pasado. En 1997 Ensemble y Microsoft, lanzaron el videojuego Age of Empires que, a grandes rasgos, le permitía al usuario liderar una cultura antigua (fenicios, egipcios o griegos, por ejemplo) desde la edad de piedra hasta la de hierro, en donde el juego termina cuando uno de los jugadores logra construir una de las maravillas del mundo antiguo. Otra característica es el modo de “campañas” o misiones que retratan, de manera más o menos fiel, algún episodio histórico: desde un asesinato clave en un imperio asiático hasta el ascenso y declive de Juana de Arco. Tres años después, en el año 2000, sale a la venta la expansión de la segunda parte del juego, llamada Age of Empires II: The Conquerorsque, entre otras cosas, le permite al usuario tomar parte en la historia del Cid. El juego comienza con el exilio del personaje y termina con la cabalgata de su cadáver hacia la batalla; sin duda que de haber tenido un videojuego así a la mano, muchos de los presentes tendríamos otra percepción de las aventuras de Ruy Díaz de Vivar. Entre las múltiples opciones que se le daban al usuario podemos destacar dos: una que le permite crear sus propios escenarios con reglas y personajes determinados y otra que lo deja jugar en línea con otros siete participantes. Es decir, este videojuego, en manos de un buen maestro, fácilmente podría haberse convertido en un recurso más que útil dentro y fuera del aula.

Sin embargo el apogeo de este juego fue hace 13 años. Hace trece años la gente aún se conectaba a internet a través del teléfono. Google daba sus primeros pasos. YouTube y Wikipedia no existían y aún se usaban las salas de chat para algo más que ligues anónimos. No es justo entonces reprocharle a los maestros el poco o nulo uso de tecnologías de la información, seguramente ellos también deseaban encontrar una forma de motivar a sus estudiantes, algo que les permitiera enseñar los cantos de gesta y la poesía bucólica y al mismo tiempo evitar la muerte por aburrimiento. Todo mientras intentaban descifrar qué diablos era eso llamado “internet”.

Afortunadamente hoy en día la situación ha cambiado y el acceso a la entonces llamada “supercarretera de la información” se ha vuelto más sencillo; por supuesto que esto es dentro de un contexto de clase media hacia arriba, pues las dificultades socioeconómicas que pudieran presentarse son asunto de alguna otra mesa de diálogo. Entonces, si las herramientas están ahí, a la mano, ¿qué es lo que falta para tomarlas? ¿Cómo podemos hacer que este nuevo mundo de posibilidades forme parte de la enseñanza de la literatura? Muy sencillo, a través de la experiencia vicaria. Rosenblatt señala en su libro La literatura como exploración que “La labor del maestro de literatura es propiciar interacciones fructíferas –o, más precisamente, transacciones- entre los lectores individuales y las obras literarias individuales” (52-53). Es decir, se debe lograr una conexión entre el lector y lo leído. Algo que vaya más allá del mero acto mecánico de leer, algo que les permita hacer una verdadera apropiación del texto. Menciona la autora que “Una novela, un poema, una obra de teatro, permanecen tan solo como manchas de tinta sobre el papel hasta que un lector los transforma en un conjunto de símbolos significativos” (51). Sirva entonces el ejemplo anterior para hablar de este proceso de significación. El videojuego le permite al usuario convertirse en Ruy Díaz. Le permite pasar por las mismas tribulaciones que El Cid desde un lugar tan seguro como el sofá y, con un poco de suerte, tal vez hasta lo invite a levantarse, desperezarse e ir por un libro para saber un poco más sobre esta canción de gesta. Recordemos ante todo que esto no es una ciencia exacta y no se puede hablar de una causalidad directa, si acaso podremos señalar una correlación que impulsaremos con la mejor de las intenciones y todos los dedos cruzados.

Para ilustrar un poco mejor el concepto de experiencia vicaria y la abstracción que puede hacerse de la literatura, podríamos recurrir a una actividad realizada por Biblionautas que, además, viene muy bien en estas fechas de terror y muertos; dicho ejercicio tiene dos bases: un cuento que provoque escalofríos, (el texto generalmente usado es “Abbadon Tenebrae” de Antonio Malpica) y los miedos de los participantes. La dinámica es la siguiente: se le pide a los involucrados que escriban qué es lo que más miedo les da en papeletas que son recogidas por el tallerista, quien hace la lectura de la historia de terror; una vez concluida esta, los participantes reciben la papeleta de alguien más y escriben un cuento para esa persona usando su miedo. A través de esta muestra de vulnerabilidad se le permite a los participantes convertirse a la vez en víctima y victimario, ponerse en los zapatos de alguien más y dejar que alguien se ponga en los suyos. Es decir, se permite la creación de lazos emotivos entre los implicados y el texto; si a esto le sumamos el uso de la tecnología a nuestra disposición, podremos hablar de una nueva forma de experimentar la literatura.

Tomemos ahora el segundo caso, el real. La segunda unidad del programa de Literatura de tercer semestre de preparatoria trata sobre mitos, leyendas y poesía épica. Por supuesto, si hablamos de las grandes épicas occidentales no podemos dejar de lado las obras de Homero, lo que plantea un dilema al maestro: ¿cómo hacer atractivas esta historias? En este caso en particular se trabajó con la Ilíada y se llevaron a cabo tres actividades que tenían como base la búsqueda de experiencias que acercaran al alumno a la cólera de Aquiles. A lo largo de tres semanas se realizó lo siguiente: primero, se le pidió a los participantes que seleccionaran un personaje que, por supuesto, no podía repetirse dentro del salón. Claro, los alumnos protestaron y pidieron que fuera el maestro quien asignara los roles; sin embargo, se buscó que fueran ellos quienes negociaran tal o cual personaje sin la intervención del profesor precisamente para fomentar la interacción y el diálogo. Una vez hecha la selección, los participantes tuvieron que disfrazarse de su personaje y presentarse ante los demás durante una sesión que, entre otras cosas, incluye comida para compartir llevada por los mismos participantes.

La segunda parte, una de las más importantes y la que da razón de ser a esta charla, fue la creación de cuentas de Twitter en donde los alumnos asumieron la identidad de sus personajes. El objetivo es tener una cuenta que incluya información pero que además resulte divertida y pueda mantenerse vigente dentro del acelerado ritmo de esta red social. Esta actividad es monitoreada por el profesor, pero sin una interacción directa, permitiendo a los alumnos una mayor libertad para interactuar. A lo largo de aproximadamente dos semanas se crea una comunidad de héroes, dioses y guerreros que cuenta sus hazañas de manera amena e informativa haciendo uso de todas las herramientas disponibles en Twitter, tal como la integración de videos, imágenes o hipervínculos. Para finalizar, se hace una recreación de la guerra de troya en donde los alumnos son agrupados en dos bandos, argivos y troyanos, y se lanzan globos con agua unos a otros mientras juegan a capturar la bandera del equipo contrario. Entre gritos y saltos, la diversión estará asegurada para alumnos y maestros.

En conclusión, las plataformas digitales pueden servir como una alternativa más para el profesor que busque acercar a sus alumnos a textos literarios que no siempre resultan los más accesibles. Vale la pena recordar que es a través de actividades como estas que la literatura cobra vida para los participantes y los textos se vuelven algo tangible. No más acercamientos platónicos, no más sermones desde el Olimpo literario. Hay que recordar que la ficción no sólo trata sobre el goce estético, sino que también puede servirnos para crear lazos afectivos, para reconocer al otro y reconocernos a nosotros mismos. Todo un universo literario está a nuestro alcance; solo es cuestión de descargarlo.
Un tuit de una alumna que agarró el papel de Poseidón

miércoles, 16 de octubre de 2013

Zombie

Ayer escuché esta canción en la radio y me acordé de cuando mis camaradas y yo la tocábamos en la prepa. También pensé en lo mucho que ha cambiado desde entonces. Éramos cinco. Uno murió, dos son ingenieros, otro es médico y yo soy traductor. Ivan Torres, bajista extraordinario, ahora trabaja en EUA; Pepe Rodríguez quien sigue siendo un baterista excelente (y un acordeonista másomenos) se la pasa de viaje arreglando equipo de hospitales. Raymundo Trejo, que me enseñó los primeros acordes del Concierto de Aranjuez, es un (casi) respetable doctor. Un abrazo a todos ellos.


martes, 15 de octubre de 2013

Motel Bates

Acabo de leer este libro y, la verdad, es que es de lo mejorcito que he leído últimamente. Viñetas de terror y espanto inspiradas en Alfred Hitchcock, sus películas y su forma macabra de hacer cine. Tengo programada una entrevista con él, pero no sé muy bien qué le preguntaré. En fin, lo peor que puede pasar es que se me aparezca Norman Bates, creo. 

sábado, 12 de octubre de 2013

Presentación de Ojos llenos de sombra

He aquí el texto que leímos Dalina, Susana y yo a la hora de presentar el libro Ojos llenos de sombra de Raquel Castro (las citas del libro están en itálicas):


Presentación de Ojos llenos de sombra
MANU
Te subes al escenario. El público espera impaciente. El olor a cigarro y humo llena todo el local. La falta de iluminación hace que sufras horrores para ecualizar tu amplificador. Te das cuenta de que olvidaste cambiarle las pilas a uno de tus pedales y maldices en silencio. Lo único que pides es que los nervios no te ganen cuando tienes que tocar tu solo. Ojalá todo salga bien. Ojalá no se note que te tiemblan las piernas. Ojalá pudieras atrapar ese momento para revivirlo cuando fuera necesario. De repente, escuchas que alguien cuenta un-dos-tres-cuatro y tu banda empieza a tocar. Todo comienza a tomar forma. Te relajas. Lo disfrutas. Piensas que, después de todo, tal vez sí naciste para la música.

Si estás en el evento más importante del año y lo único que quieres es encerrarte en el baño a llorar, tienes problemas. Sobre todo si de fondo se escucha “So alive” de Love and Rockets, y en vez de ponerte a bailar tienes ganas de correr tan lejos como sea posible. Peor aún si fuiste algo parecido a la estrella de la noche. Si, en vez de ir por la pista de baile presumiendo que eres la tecladista de una de las mejores bandas de dark de toda la ciudad, estás pensando en cómo y dónde esconderte, tus problemas son realmente serios. Obviamente, esa persona llorona e inestable que está en serios problemas soy yo. Porque en vez de sentirme así tendría que estar brincando de gusto: hace apenas un rato mi banda abrió el concierto para cerca de dos mil personas, y no sólo no nos abuchearon, sino que nos pidieron más. Y además le estábamos abriendo a London After Midnight. ¡Acabamos de abrirle a London! (9).

DALINA
El universo juvenil está plagado de incertidumbre. De dudas. Y los grandes creen que ser joven es fácil. Cómo puede ser fácil si el camino para crecer está lleno de disyuntivas. De afectos que se atraviesan no dejando pensar a la razón. Lo único seguro es que, cuando somos jóvenes, uno no se halla en el mundo. Y dan ganas de salir corriendo, pero también dan ganas de quedarse. Y cuando todas esas emociones encontradas parecen definir que la vida no tiene sentido, además, podría ser que estés rodeado de familia y amigos tan peculiares como tú. Esta perspectiva es por la que nos conduce Raquel Castro en la historia de Ojos llenos de sombra, a través de las emociones de Atari, la protagonista. Toca en una banda, va a la preparatoria, tiene a Bere, su mejor amiga, y a su grupo. Una chica como cualquiera…

La escena oscura fue mi hábitat desde que me acuerdo. Mis hermanos descubrieron el movimiento gótico cuando entraron a la prepa, y como yo pasaba más tiempo con ellos que con mis papás, obvio que todo se me pegó (27)… Además de manejar la banda, mis hermanos organizaban fiestas en casas abandonadas: cobraban muy barato pero llegaba mucha gente. Eran famosos por la cantidad de discos y la buena calidad de su aparato de sonido.

Y a todos esos lados iba yo, como si fuera su muñequita: con mi ropita de terciopelo, mis medias a rayas y mi carriola cubierta con tul negro que tanto les gustaba a las koopas de entonces. Mi mamá llegaba de sus reuniones ya noche, cuando mis hermanos ya me habían quitado el disfraz de Merlina Adams y yo dormía plácidamente en mi cuna. Ella no sabía que yo era la mascota de mis hermanos: que para no dejarme sola, los gemelos me llevaban a todas las tocadas, conciertos y fiestas. No se daba cuenta de que mis canciones de cuna eran de los Cranes o de que mi primera pesadilla se la debí al video de “Lullaby”, de The cure. Mi mamá siempre ha sido una experta en voltear para otro lado cuando intuye que lo que va a ver no le va a gustar.

Pero eso no significa que yo fuera una especie de temprana Drew Barrymore gótica ni nada por el estilo. Mis hermanos, sobre todo Luis, me cuidaban bastante bien (…) supongo que podemos decir que no salí tan mal. Y si algo no es lo “correcto”, pues que la nación se lo demande a mi madre ausente y a mi padre loco (29).

MANU
Sabes que tener una banda es muy similar a mantener una especie de noviazgo como con cinco personas al mismo tiempo. Si prometes algo, debes cumplirlo. No se vale dejarlos en segundo plano. Es una cosa de compromiso, no de a ratos o para cuando estés aburrido. No está bien guardarse secretos que afecten la misma base sobre la que está fundada la relación. Imagina entonces cómo debe sentirse Atari cuando no sabe cómo abordar un tema con sus compañeros de grupo. Claro, no es un asunto cualquiera, es la duda sobre si aceptar una beca en el extranjero o quedarse cerca de sus amigos. ¿Y tú qué escogerías? Vamos, no me respondas rápido. Piénsalo. No es tan fácil, ¿verdad? Imagina ahora que no puedes hablarlo con nadie, que todo mundo te da el avión, que ni siquiera se les ocurre que, tal vez, estás pasando por una crisis y necesitas un poco de apoyo y un par de cervezas.

Me miro al espejo. No sé si me veo bien para la fiesta. No por la fiesta en sí, sino porque es la primera vez que Javier me invita a algún lado desde que me enojé con él. Me gustaría que al verme se sintiera tan incómodo, tan tonto como me he sentido yo en los ensayos de las últimas semanas. Que sintiera ganas de estar conmigo, que me pidiera perdón… me gustaría contarle de la beca y que me abrazara y me pidiera que no me vaya porque me necesita. Pero eso me hace tan parecida a Peach que me doy asquito, y me pregunto para qué demonios podría necesitarme Javier, o en qué sentido me haría eso más feliz que irme a estudiar un año al Conservatorio de Moscú. -No mames que estás pensando en Javier -me interrumpe, como es su costumbre, Berenice. Trato de sonreírle pero quién sabe qué mueca me sale. Ella solo suspira. Por un instante pienso contarle ahora sí lo de la beca. Debería, ¿no? es lo que se acostumbra entre mejores amigas: contar los secretos y tal. Sin embargo, me da un poco de miedo que se ofenda porque no se lo dije desde el principio; además no tenemos tanto tiempo: son ya las ocho de la noche. Tendríamos que irnos en media hora si queremos llegar a casa de Xav antes de que dejen de pasar los micros. No le cuento nada. En vez de eso le cambio el tema (47-48)

DALINA
Y los adultos suelen creer que vivir es sólo tener privilegios y obligaciones. Pero ser joven es más complejo de lo que todos quisiéramos pensar.  Las hormonas se conjugan con los ideales y resulta verdaderamente un berenjenal andar por la vida sin red de protección. Con un carácter inestable de los mil demonios. Incluso, muchos jóvenes ni siquiera se aguantan a sí mismos. Y una de las principales causas de este infortunio es que la juventud es una etapa de crecimiento continuo donde se tiene que aprender a tomar decisiones. La vida de Atari se complica porque decidir por algo es renunciar a otra cosa, y los jóvenes están negados a la renuncia, no saben hacerlo, pero ¿sólo los jóvenes?, o realmente Ojos llenos de sombra nos plantea un dilema común a la naturaleza humana, a través de una voz narrativa en primera persona que logra ponernos en las botas y los estoperoles de Atari.

¿Realmente me preocupa que la vida vaya a ser así siempre? ¿Realmente quiero algo más? Con todo y lo rancio, esta vida es intensa y divertida. Otras personas se la pasan diciendo que es una vida sin salida, que no puede durar, que tendríamos que buscar algo distinto, pero ¿quiero hacerlo? Estaría en ese camino si me voy. Si aprovecho la beca, podría salir de aquí y a lo mejor no volver jamás. Pero ¿es eso lo que quiero? Si a esas vamos, la pregunta es: ¿qué quiero? De pronto me siento súper agusto con el desmadre, la banda y el montón de cosas extrañas que nos pasan. Pero a veces hasta a mí me parece demasiado: demasiado denso o demasiado patético, no sé (40).

MANU
La novela de Raquel Castro es oscura, pero esperanzadora. Nos revela, en el mejor estilo de las Bildungsroman, el dilema de Atari, que ocurre en un fin de semana que habrá de marcar un nuevo inicio en su vida. La autora, a través de sus palabras y la música del texto, nos deja ver la vida de la rata, como es llamada por sus hermanos. Nos damos cuenta, tanto Atari como nosotros, de que ya no es una niña pequeña, sino alguien que puede enfrentarse tanto a un gandul manolarga como a señoras histéricas a la vez que desarrolla una lucha interna que culmina con su despertar: a la vida, al sexo, a los amigos, al amor.
Me agarra otra vez del meñique y empieza a subir. Mientras vamos por la escalera pienso que lo del meñique, además de tierno, es muy práctico: aunque me suda la mano a chorros, él no tiene cómo darse cuenta.

No me imaginaba así la recámara de Javier: las paredes no están pintadas de negro ni llenas de posters de Joy Division o Depeche Mode. En cambio hay un librero tan lleno que hay libros en doble fila.
-No sabía que te gustaba leer –le digo.
-Hay muchas cosas que no sabes –responde mientras me abraza por la cintura y comienza a besarme. Se tira en la cama y caigo yo encima de él, todo sin que dejemos de besarnos ni un momento.
Pienso de nuevo en que es una suerte traer los calzones de Emily the Strange, y en que espero no quedar como una tonta, y en lo bien que besa cuando se toma su tiempo y me muerde el labio o cuando me hace cosquillas en el paladar con su lengua.
Pienso también que aunque estamos solos debería cerrar la puerta de la recámara, y que definitivamente algo va a cambiar entre nosotros en un rato. Espero, espero, espero que sea para bien (174).

DALINA
La intimidad, la narración ágil, cercana, la voz de Atari construyendo su mundo desde la mirada del lector son los recursos con que la autora edifica el pacto ficcional. La atmósfera repleta de símbolos y de música, sin caer en los estereotipos nos permite ubicar con precisión los referentes de un contexto sociocultural, pero que se dimensiona a través de la intensidad de sus acciones y diálogos, por ello es tan cercana a cualquiera, no sólo a los músicos, no sólo a los adolescentes oscuros... Con maestría, Raquel Castro nos lleva a sentir las emociones de Atari: sufrimos con ella, padecemos, vivimos una experiencia vicaria a través de las palabras. Los adultos podemos ser y sentirnos jóvenes desde su lectura, pero sobre todo, podemos acercarnos al mundo imperecedero y luminoso de la juventud.

Es extraño: ahora que recuerdo la última que me aplicó Javier siento como si hiciera años desde entonces. Mientras camino entre los puestos del tianguis donde hace un rato desayuné con Armando, me parece que han pasado siglos desde que estuvimos ahí. Es como si el tiempo avanzara más rápido cada vez, y aunque corra, solo a ratitos logro alcanzarlo. Hago cuentas y pienso en todo lo que pasó desde el concierto de Serrat hasta ahora: pasé la preselección para la beca, me hicieron un examen, lo olvidé para siempre y recibí la carta; luego de varias cancelaciones finalmente tocamos para el dichoso programa de tele por el que entré a la banda; Bere se embarazó, abortó, se peleó mil veces con el Italiano de Mierda, le puso el cuerno varias veces, la cachó una, cortaron y se reconciliarion; Mario empezó a trabajar en un centro de atención telefónica por darle gusto a Peach, lo dejó, y ahora parece que ella lo dejó a él. Es horrible. Pasan muchas, muchísimas cosas, pero siempre volvemos al mismo punto de partida. Seguimos en una burbuja: nosotros creemos que estamos en el mundo, pero el mundo es lo que pasa alrededor, donde los chavos cristianos embarazan a sus novias por orden de Dios y donde los chavos alternativos no oyen gótico desde principios de los noventa. Y a lo mejor esta ilusión de estar en el Londres de 1979 es reconfortante para Mario, pero yo ni había nacido entonces. Ahora que lo pienso, no he nacido todavía: no tengo vida propia. Soy rehén de un grupo de adolescentes eternos, entre los que hay que contar a mis propios padres. (136-140)

MANU

La historia de Atari es un concierto oscuro que no hay que perderse.

miércoles, 9 de octubre de 2013

The Cure

Ayer fue el concierto de The Cure. La verdad es que solo conocía un par de canciones de ellos, pero quedé más que asombrado ante la calidad musical de la banda, su espectáculo y de la duración del mismo. Fue un concierto que al que no esperaba asistir y que, sin duda, se quedará en mi memoria como uno de los mejores a los que he ido. No puedo decir mucho, solo que todo ha valido la pena. 

sábado, 5 de octubre de 2013

jueves, 3 de octubre de 2013

Ojos llenos de sombra

Estoy escribiendo un texto para presentar el libro Ojos llenos de sombra de Raquel Castro, así que aprovecho la oportunidad para publicar por acá una breve reseña que escribí para La Rocka pero que por alguna u otra razón no ha aparecido. En fin, aquí va: 

Hay pocas cosas tan gratificantes como tocar en una banda y abrirle a uno de tus grupos favoritos. Sí, tal vez sea un triunfo menor, pero no por ello deja de ser significativo. Por eso es que la frase inicial de Ojos llenos de sombra resulta tan impactante: “Si estás en el evento más importante del año y lo único que quieres es encerrarte al baño a llorar, tienes problemas”. Y bueno, ¿quién no se ha sentido así? Tal vez ese es el éxito de Raquel Castro, que con su primer libro ha logrado conquistar no sólo el Premio Gran Angular, uno de los más importantes de literatura juvenil, sino a montones de lectores. Claro, la escritora nos revela de inmediato a qué evento tan importante se refiere la protagonista: “hace apenas un rato mi banda abrió el concierto para cerca de dos mil personas y no solo no nos abuchearon, sino que nos pidieron más. Y además le estábamos abriendo a London After Midnight. ¡Acabamos de abrirle a London!”.

La persona “llorona e inestable”, como se describe a sí misma, es Atari, tecladista de El Lado Oscuro de la Luna, una banda gótica que poco a poco se abre camino en la escena subterránea. Hay que señalar que no es un nombre artístico. Se llama como la consola de videojuegos. Por supuesto, hay veces en que la vida se ensaña y, en el caso de Atari, le dio dos hermanos con nombres que por separado tal vez no llamarían la atención, pero no es este el caso. Atari y sus hermanos, Mario y Luis (también conocido como Luigi), son parte de una familia con más problemas que soluciones; como cereza del pastel está, por un lado, el padre, que se ha metido de lleno a una iglesia bastante peculiar, y por otro, la madre, que vive para los cosméticos de Mary Kay. Así, Atari creció bajo el cobijo de sus dos hermanos, que pronto hicieron de ella una especie de mascota a la que llenaron de mimos y música oscura.

Atari tiene un problema; debe elegir entre quedarse en México con sus amigos, en especial con uno que le alborota el corazón y la hormona, o irse becada a Rusia a estudiar clavecín. La historia de A, como todo mundo la llama, sucede a lo largo de un fin de semana que se suponía debía ser mágico y sólo se convirtió en una maraña de discusiones y problemas. Es en este contexto que debe enfrentar sus problemas, miedos y fantasmas y llegar a una decisión. Claro, uno pensaría que es algo muy sencillo (¿quién no quisiera salir de aquí?), pero la autora nos muestra el mundo de A: sus amigos, su familia, sus relaciones y, honestamente, no se le puede reprochar el titubeo.

La primera novela de Raquel Castro es amena, emocionante y, sobre todo, esperanzadora. Su narrativa no tiene pretensiones e incluso desmitifica esa imagen que el dark ha creado de sí mismo. No todo es terciopelo y vino tinto ni vampiros y condesas ensangrentadas; también hay espacio para la cerveza, para jugar a los novios, para subirse al pesero y para ponerse apodos. Castro deja atrás ese halo de misticismo y nos muestra que lo único que nos hace diferentes de Atari (y ni tanto) es la música que escuchamos. ¿Es literatura juvenil? Sí y no. Ciertamente será más disfrutable para aquellos que estén pasando esa etapa tan dura que es la adolescencia; sin embargo, lo que hace la autora no necesita adjetivos: es literatura, tan simple y llano como eso. Ojos llenos de sombra es una historia honesta y fresca que logra que el lector se encariñe con Atari, odie a uno que otro personaje y llore las penas de Mario y Luigi. Es una novela que, como las mejores obras musicales, va in crescendo y culmina con la liberación de las pasiones.