¿Por dónde empezar? No lo sé, la verdad es que yo nunca pasé por una fase en la que odiara a mis padres o algo por el estilo, nunca fui tan adolescente. Siempre los he querido mucho, muchísimo. Bueno, es que tanto mi papá como mi mamá son lo mejor del mundo. Mi mamá siempre dispuesta a apoyarme en todo lo que haga, ya sea pensar en dejar mi trabajo, y mi papá, siempre con libros, cómics, conciertos y consejos sabios. Hoy cumple años mi jefe. 55 años. Creo que si tuviera que ejemplificar cómo veo a mi papá, pondría una foto de Mufasa. Y vaya, quisiera escribir más, pero creo que todo me lo guardaré para mí. Sólo puedo decir: felicidades, papá.
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
Yamasan Ramen House
Día con día me vuelvo un cliente más asiduo de este negocio en la Plaza Tanarah de San Pedro, Nuevo León. Los platillos son deliciosos y, sin duda, te dejan con ganas de volver por más. A estas alturas ya conozco a la mesera que usualmente me atiende y el chef ya me dio su tarjeta de presentación. Los precios no son los más baratos del mundo, pero vaya que vale la pena pagar un poco más por semejante manjar.
sábado, 26 de octubre de 2013
El regreso de Fantomas, la amenaza elegante
Hace muchos años,
cuando era niño, mi papá solía ir a la revistería y, al regresar, decía “aquí
dejo esto, pero no lo vayan a leer porque es porno”. Obviamente, lo primero que
hacía yo era correr por el texto en cuestión. Y no, no era porno. Digo, al
menos la mayoría de las veces. Era el cómic de “Fantomas” en la versión de
Editorial Vid; es decir, me tocó crecer leyendo los argumentos de Hilda Zacour
y no los de Sotero Garciarreyes, que son los que recuerda mi papá, o Gonzalo
Martré, que fue responsable de las incontables referencias literarias y
artísticas que hicieran tan diferente al personaje creado por Rubén Lara.
Muchos años después, en
Zacatecas, tuve la oportunidad de estrenarme en el mundo de los congresos
literarios con una ponencia sobre Fantomas. En general fue bien recibida y
hasta conseguí el mail de una muchacha guapa. Éxito total, diría yo. Al poco
tiempo, pude presentar la misma ponencia, corregida y aumentada, en Buenos
Aires, Argentina. Una vez más, el público mostró interés en el cómic. Estas dos
anécdotas deberán servir para darles una idea de cuánto me emocioné cuando
escuché que se publicaría un nuevo libro sobre mi héroe de la infancia, aquel
que guarda un sitio en mi memoria junto con Mafalda y Calvin & Hobbes como
las lecturas que definieron mi forma de ver el mundo.
Encargué a una amiga un
ejemplar del libro; por supuesto, no pudo conseguirlo. Yo no contaba con que mi
papá, como hace muchos años, sí logró que le trajeran uno. La historia se
repetía y las aventuras de la amenaza elegante eran llevadas a casa por mi
señor padre, así que, en honor a este momento nietzscheano hice lo mismo que
cuando era niño; es decir, me apoderé del libro antes de que otra persona lo
agarrara; por desgracia, la lectura resultó decepcionante. Gonzalo Martré,
otrora escritor de la serie, tomaba de nuevo la pluma para darle vida al
personaje, pero más que resucitarlo, pareciera que lo convirtió en una especie
de zombi. Un muerto viviente sin ánima alguna.
“El regreso de
Fantomas, la amenaza elegante” es un texto agridulce, por así decirlo.
Encontramos todos los elementos que hicieran tan maravilloso al personaje:
ciencia ficción, literatura, arte, aforismos, lucha social y compromiso con los
desamparados. Ahí estaba, la mezcla exacta de James Bond y Robin Hood; no
obstante, también hizo presencia la amargura del escritor, que intentó realizar
una especie de sátira que no pasó de un
mal chiste. Una broma que se gasta muy pronto y que fastidia al lector pues
entorpece lo que, de otro modo, podría haber sido un buen texto. No sé qué
pretendía Martré con episodios en donde Fantomas pasa al baño, sin duda uno de
los momentos más lamentables del libro, por no mencionar que incluso usa la
frase “donde el rey va solo” para referirse al sanitario. Así es, la amenaza
pierde lo elegante y se come unos tacos de suadero que le provocan un malestar
estomacal de tal magnitud que, al parecer, es digno de aparecer en la historia.
Pero no termina ahí.
Martré también habla de la vida sexual de Fantomas, de cómo el Profesor Semo,
figura paterna del protagonista, crea una superviagra y una especie de
espermicida que es usado con las bellas asistentes quienes, además, son
sodomizadas de vez en cuando, de acuerdo al autor, que parece bastante
resentido por no formar parte del canon literario, pues no pierde la
oportunidad de hablar de “ese grupo de escritores heterodoxos postergados
perversamente por las mafias literarias, los críticos aburguesados, los
editores ignorantes y los libreros fenicios”.
Correré con el riesgo
de pertenecer a este grupo y diré que el libro de Martré y su versión de
Fantomas no son sino un chiste de mal gusto y una vulgaridad que pasan con pena
por las manos del lector, quien se hará un favor entre más pronto olvide este
texto y corra a sus librerías de viejo a buscar aquellos cómics que dieran vida
al legendario ladrón francés.
viernes, 25 de octubre de 2013
Entrevista a Patricio Sturlese
Entrevista
a Patricio Sturlese
1.-
Con El umbral del bosque ya son tres
libros que tratan sobre Europa en el pasado, ¿qué te llama la atención de ese
contexto?
Creo
que Europa es la cuna de nuestra cultura occidental y tiene los vestigios de lo
que sucedió en una época: el mundo medieval, el mundo feudal, una vez fue el
centro de nuestra civilización y ahora sólo ves simples castillos en la punta
de una montaña. Europa tiene escondido todo un catálogo de personajes que me
parecieron atractivos a la hora de contar una historia gótica con el tema de la
iglesia.
2.-
En El inquisidor, vemos el lado
humano del personaje principal y nos muestras que no todo es blanco o negro,
¿cuál es tu sentir frente al maniqueísmo histórico en América Latina?
Bueno,
sucede esto: es utilizado en discursos para crear fantasmas, monstruos y esas
cosas que espantan para dirigir voluntades. Evidentemente, creo yo, este
discurso nos pone en tiempos medievales en la política, ya no hablamos de
Europa la vieja, sino de América la vieja, con prácticas que son oscurantistas.
3.-
Hiciste estudios en el Colegio Máximo de San Miguel, en donde también estuvo el
ahora Papa, Francisco I, ¿hubo alguna reacción de parte de la institución por
libros como El inquisidor o La sexta vía?
El inquisidor lo
leyó el decano y bueno, todos los compañeros de Bergoglio están como
profesores; él mismo fue profesor y decano; creo que la prueba de fuego la tuvo
ahí adentro del teologado jesuita. Cuando el libro salió recibí una catarata de
críticas porque pensaban que venía a atacar a la Iglesia. Vaya, sólo con la
imagen de la portada basta, un inquisidor con llamas y un pentagrama invertido…
huele a problemas. Por otro lado no podría contar una historia sobre un
inquisidor sin meter al lector a la cámara de tormento. Uno pasa por diferentes
tensiones, tiene indiferencia, tiene relaciones sexuales, que algunas personas
no me perdonaron que en un libro donde hay una misa, cardenales y sacerdotes de
repente haya una orgía o un aquelarre de brujas, pero yo me comprometí a
mostrar una historia, mi objetivo era ése y que cada uno dijera quién es el
bueno y quién es el malo. Luego uno se da cuenta de que el héroe mata y el
villano no mató a nadie y al final la decisión sobre quién es el bueno y el
malo la tiene el lector.
4.-
Defines tus libros como sacrothrillers,
¿cuáles son los elementos de este género?
Es
un género que se inauguró, a mi criterio, con Morris West hace más de 40 años
con novelas como El abogado del Diablo,
un australiano que escribía intrigas palaciegas; luego vino El nombre de la Rosa de Umberto Eco, que
mostró la vida monacal.
5.-
¿Cómo reconcilias tu formación religiosa con la escritura de libros que incluso
han sido llamados “anticlericales”?
Antes
de ser escritor soy católico. Esto es literatura, es ficción, y el espíritu con
el que creé esta novela fue mostrar una historia que yo no inventé. Cuando nací
ya existía el mal, ya existían las historias de brujas, yo no creé al Santo
Oficio. No me puse en un rol de ordenar todo el mensaje para que fuera una
ofensa a la Iglesia o al poder político; lo muestro, pero obviamente hay
facciones dentro de toda religión que son más exacerbadas que otras. El
protagonista, en el siglo XXI, de una novela del siglo XVI es un sacerdote
católico, con dudas, con aciertos, con lo que fuere.
6.-
En varios lugares retiraron tus libros de las estanterías, ¿cómo crees que un
autor debe enfrentar la censura?
Cuando
me enteré yo estaba llegando a El Salvador y me dijeron que habían retirado mis
libros y cancelado las presentaciones. Me encontré con un cuadro netamente
inquisitorial en carne viva por un libro de ficción en una librería. Lo que
hice fue pararme aún más fuerte en mi punto que es “no tengo que explicar nada
porque las verdades se explican solas”. Me comuniqué con los dueños y me
dijeron que les parecía que venía a esos lugares a contaminar la literatura. Yo
los entiendo, son personas católicas, pero yo también lo soy, los sacramentos
son los mismos y no hay nada que dé capacidad de censurar a un autor de
ficción. Yo les dije “muchachos, léanlo y si los ofende, les pido disculpas
personalmente” pero lo leyeron y al cabo de tres meses se estaban vendiendo al
doble porque ya había trascendido que había sido censurado.
7.-
Como católico, ¿cómo vives tu afición al death y black metal?
Escucho
a Dimmu Borgir; no me importa la letra, yo consumo tensiones auditivas, pueden
decir que se levantan en la mañana y van a comprar pan o que se bañan en
sangre, me da lo mismo. El metal tiene tal similitud con la música clásica que
cuando uno los mezcla con filarmónicas se da cuenta de que hablan el mismo
idioma. Ahí están las bandas de black sinfónico, con una visión medieval, ahí
están las carátulas, con los bosques, las hachas, todo muy gótico. Vamos, si
voy en un auto pongo la radio con los clásicos de los 80, pero cuando camino o
estoy solo escucho bandas que las conocen solo los padres de los músicos.
Escribo una escena, escucho dos o tres canciones de black y me marcan la
ecualización de la escena que viene después.
8.-
Es curioso porque el black tiene una temática satánica…
Bueno,
hay quien dice “nosotros somos ateos y hacemos black, hablamos de satán, pero
no creemos en nadie” Pero tienes a gente como Glenn Benton que es un payaso,
está con la cruz invertida, pero al final del año va a la discográfica y agarra
sus dólares. Claro, a veces escucho a Deicide, pero yo solo tomo los sonidos.
Esta música siempre tiene el fantasma de lo moral detrás. Estamos en épocas en
donde una banda de black metal noruego horrorizaría a los rockeros de los 70.
También tienes a bandas de white metal que hacen mucho ruido, pero que dicen
“la eucaristía te libera del pecado”. Muchachos, hagan música y no se fijen en
la letra.
jueves, 24 de octubre de 2013
Entrevista a Yussel Dardón
Aquí la entrevista al autor de Motel Bates.
Entrevista
a Yussel Dardón
1.- El año pasado
ganaste el Premio Julio Torri, ¿es aún tu existencia un filme de bajo
presupuesto?
Sí, por supuesto que
sí. Vamos, el premio tiene una caducidad económica bastante corta, sobre todo
con estos cambios de precios; de repente tienes dinero y bueno, lo primero son
las deudas y luego libros, películas, discos y hasta el final la ropa, es lo de
menos.
2.- Motel Bates es un
texto con un ritmo vertiginoso cuya lectura, historia tras historia, nos
recuerda a las puñaladas de la famosa escena de Psicosis, ¿por qué elegir este
estilo que se asemeja más a un corto cinematográfico y no una novela?
Cuando empecé a
escribir el libro tenía muy clara una idea, que era apostar por el ritmo.
Quiero escribir pequeñas historias con ritmo, hay oraciones cortas, largas,
cortas, largas. Siempre pienso en qué música quiero para un libro, cuando
empecé este libro pensé en un disco de Mike Patton y dije “quiero este ritmo”,
es muy complicado. Cuando escribí estas pequeñas estampas trabajé con el ritmo
de pregunta-respuesta, que me dijera algo. Así que empecé a armar una
estructura de acordeón, uno a uno, hasta que en medio queda el cuento “Extraños
en la noche” y en medio de ese cuento, la frase que define al libro. Una voz
ajena a todo el libro, como el director que da acotaciones. Me interesa el
vértigo de lo breve.
3.- Día a día la
literatura se nutre de nuevas y más variadas fuentes, una de ellas es el cine,
¿qué otro tipo de narrativas integras en tu escritura?
El cómic. Uno empieza a
ver cómics, novelas gráficas, que cada vez son hasta mejores que muchos de los
libros que se escriben actualmente, por ejemplo Watchmen o las historias de Neil Gaiman, con The Sandman. La música, las letras de canciones, las fotografías. A
mí me gusta este concepto de los instantes, pequeñas cosas que puedes ver, soy
como un fotógrafo de clóset y pues, ¿qué nos queda? Instagram nomás. Esas son
mis referencias; incluso las series de televisión, que incluso superan muchas
veces a la literatura, por ejemplo The Sopranos, Breaking Bad, que se destacan como joyas.
4.- ¿Eres el hombre que
sabía demasiado… de qué?
De echar a perder las
cosas. A veces uno empieza a llevar una línea vertical y hay una circunstancia
que la convierte en una cola de cochinito, que empieza a girar. Quizá es eso de
lo que sé demasiado, cuando pienso en esa película me siento como una especie
de espía, yo era ese hombre que sabía demasiado, cómo quería ver a estos personajes,
tanto que me di el lujo de andar matando a cada rato a Hitchcock; que si algo
tenía era que siempre había una especie de humor extraño en sus películas, así
que pensé en meter estos guiños.
5.- ¿Qué te da vértigo?
La soledad. De repente
enfrentarte a una situación de estar, pero no estar. Es algo que siempre me
mueve. Antes el vértigo era el temor a la bomba atómica, ahora tienes más temor
de que en la calle te salga un cabrón y te dispare, aparte de que estoy medio
paranoico.
6.- ¿Alguna vez te ha
obsesionado tanto una idea como al protagonista de La ventana indiscreta?
Sí, soy muy obsesivo
con los detalles. Hay una idea que me está rondando últimamente, qué ha
cambiado en la mirada del hombre contemporáneo para ver un accidente, un
muerto, y tomarle una foto o un vídeo y subirlo a YouTube. Recordemos el caso
de la mujer que tuvo un bebé afuera del hospital, todos hablamos de los
servicios de salud, pero ¿y el cuate que la estaba viendo? ¿Por qué no la
ayudó? Ahora todos queremos ser testigos de todo. Me acuerdo de una película de
George Romero en donde hay un montón de zombis y empiezan a matar a alguien y
le dicen a un personaje “oye, vamos a ayudarlo” y él dice “no, no, nosotros
sólo somos testigos”. Y pues, ay cabrón.
7.- Seguramente Freud
habría tenido mucho que decir de Norman Bates y su madre, ¿qué crees que diría
de tu libro?
Seguramente que la
tenía muy chiquita o que quería acostarme con un caballo. No sé, ese Freud
divagaba un poco, pero seguramente diría que tengo broncas serias.
8.- Además de
Hitchcock, ¿qué otros cineastas influyeron en tu forma de contar historias?
Jim Jarmusch por el
blanco y negro; Wes Anderson por los colores. Son los dos directores que más me
han marcado, junto con Romero. El mismo Tarantino, pero no sé qué tanto pueda
meter de él sin verme como haciendo una festividad.
9.- ¿Alguna historia de
moteles que gustes contar?
Alguna vez me contaron,
yo no la viví, me la contaron, sobre una pareja que está con la pasión, se
están trepando uno sobre el otro, una cochinada pues. Pasa el tiempo y al otro
día se dan cuenta de que las cortinas están abiertas. Están frente a la recepción
y seguramente tuvieron también su diversión. No quiero pensar mucho en ello,
pero puede que haya pasado.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Entrevista a Lorena Amkie
Aquí está la entrevista que hice a la autora de Gothic Doll, que también debe aparecer en La Rocka.
Entrevista
a Lorena Amkie
1.- ¿Qué sientes al terminar
la historia de Maya? ¿Te despides para siempre o es apenas un hasta luego?
Mucha tristeza. No sé
si vaya a retomarlos, pero me parece que por el momento me estoy despidiendo.
Más que descansar creo que contesté lo que tenía que contestar. Me siento
triste, con sentimientos encontrados, como con un hijo, o eso me dicen las
mamás.
2.- Podría decirse que
estamos viviendo el auge de las sagas juveniles, ¿por qué concluir ahora?
¿Por qué no diez
libros? Yo escribo con base en preguntas, me preguntaba cómo sería la
inmortalidad hoy, en México, con gente de esta época y mi pregunta principal,
que era si yo quería la inmortalidad. Después de la trilogía me doy cuenta de
que no, que está demasiado ruda la eternidad. Busqué distintos puntos de vista,
ya conocí a mis personajes y ya me respondí, pero ahora surgen otras cuestiones
que deben responder otros personajes.
3.- Las sagas juveniles
se han vuelto un producto de consumo masivo con gran presencia en las redes
sociales y con adaptaciones cinematográficas de calidad variable, ¿lo tienes en
consideración a la hora de escribir? ¿Te dejas llevar?
No tengo en cuenta las
opiniones a la hora de escribir; si no, terminaría escribiendo lo que todos
quisieran. Sí creo que es bueno que la literatura se convierta en un producto
de consumo. Es un cambio. Cuando era joven a mí me molestaban por leer, era de
ñoños y estudiosos y pues qué maravilla que esté cambiando gracias a estas
sagas. Nadie se inicia en la literatura leyendo El Lazarillo de Tormes, uno debe empezar leyendo algo que le guste,
algo que le interese.
4.- Tú empezaste
leyendo Mujercitas…
Esa fue la primera vez
que dije “me quiero sentar a leer”.
5.- Ante la oleada de
libros que abrevan de las mismas fuentes, ¿por qué continuar escribiendo
gótico?
No sé si mi literatura
es gótica. Tengo historias que contar y sólo quiero contar una buena historia.
Hoy fueron vampiros y mañana será otra cosa.
6.- Sin duda las cosas
han cambiado para Maya desde Gothic Doll, empezando por el diseño de los
libros, que se ha vuelto más maduro y siniestro, ¿cómo te enfrentas al
prejuicio que pudiera haber hacia la literatura de vampiros?
La pregunta típica es
“¿por qué otra serie más de vampiros?” pero yo preguntaría por qué otra
historia de guerra o de amor. Uno debe contar una historia sin importar el
mundo en que esté basado, cualquier tema ya se ha escrito, pero lo importante
es el punto de vista original y que sean buenos personajes. Creo que muchos
hombres se han perdido la oportunidad de leer la serie por el diseño del primer
libro, porque creían que era para niñas chicas, pero hay escenas en donde
aparecen desmembrados y sangre, así que no es una literatura para niñas ni
nada. Yo les digo “fórrenlo, llénenlo de calaveras y cosas malas”, pero poco a
poco más hombres también empiezan a leerlo.
7.- ¿Cuál es el lado
oscuro de Lorena Amkie?
Esto que están leyendo.
Yo soy de esas niñas que en la escuela nunca rompían un plato, que se portaban
bien, pero toda mi violencia y mi lado oscuro los saco en la literatura. Hay
una fracción mía por el lado de las sombras desde estos seres hasta otras
cosas, como relaciones con gente inadecuada. Me gusta mucho vivir en el límite,
lo más blanco y lo más negro. Es muy emocionante, pero muy cansada.
8.- Esta idea del abandono
del creador me recuerda a Frankenstein,
¿qué libros de este período te marcaron?
Ese libro me parece una
de las historias más tristes e increíbles que he leído. La humanidad del
monstruo es algo que busco mostrar, tal vez si aceptamos la humanidad en el
monstruo aceptemos la monstruosidad en el humano; claro, esta historia y los
clásicos de vampiros influyeron, pero lo importante son los personajes, que han
salido de toda la literatura he leído.
9.- ¿Qué recomendarías
a los chicos que comienzan a leer?
Que se vayan por algo
que les interese, que no intenten leer LA LITERATURA, así en mayúsculas, sino
que lean algo que les llame la atención, seguro van a encontrar algo. Por favor
suban el promedio de lectura, que sea más de un libro al año. Lo que pasa con estas
series es que están cambiando la forma de ver la lectura, tiene que poder ser
algo accesible, que te permita ver otras cosas. Cuando era niña los libros de
la SEP traían los cuentos de Quiroga, y no me identificaba con nada de eso. No
había manera de conectarme. Creo que estas nuevas series logran eso.
martes, 22 de octubre de 2013
Entrevista a Bernardo Fernández, BEF
Esta entrevista la realicé en la vigésimo tercera FIL de Monterrey y debe aparecer en La Rocka, pero por si acaso, ahí va.
Entrevista a Bernardo
Fernández, BEF
1.- Primero que nada, felicidades
por Three messages and a warning,
¿cuál es el estado de la fantasía y la ciencia ficción en México? ¿Está
saludable?
Gracias. Y sí, creo que incluso
está en su mejor momento. Ahora se publica en donde antes no se podía; por
ejemplo está el hecho de que Alberto Chimal esté en Océano en la colección de
literatura general, o yo en Grijalbo… incluso Almadía tiene espacios.
Simplemente reconocerlos como literatura. Eso no sucedía cuando yo empecé a
escribir a finales de los 90, eso no existía. Me parece que es una señal de una
buena salud para un género que además siempre ha sido muy popular y que ahora
sale del sótano, del clóset, y toma un espacio dentro de nuestras letras sin
categorizaciones de ningún tipo que lo único que hacen es prejuiciar al lector.
2.- ¿Dirías que la ciencia
ficción ya forma parte del nuevo canon de la literatura mexicana?
No, pero está siendo; en un
contexto más amplio, la literatura fantástica, lo que llamamos literatura de la
imaginación.
3.- Ahora, ya para hablar de Cuello Blanco, ha habido una
transformación de la agente Mijangos de Hielo
Negro a la de ahora, ¿cómo ha sido la recepción de esta nueva faceta del
personaje?
No he tenido una
retroalimentación, pero creo que ha sido la evolución natural del personaje. Me
gusta pensar que no son estáticos, que van evolucionando. A nivel creativo
estoy muy contento con lo que está pasando; estoy aterrado porque no sé qué va
a pasar en la tercera. Yo planeo originalmente tres, no sé si vaya a haber más,
pensaba como en las series de novelas policíacas clásica, pero lo que está
pasando hasta ahora me tiene muy contento.
4.- La novela anterior recibió
una dura crítica en Letras Libres en donde incluso se señaló que pecaba de
machista, ¿qué hace diferente a Andrea Mijangos de otras protagonistas
femeninas? ¿Lees las críticas en primer lugar?
Las críticas buenas y las malas
te las tienes que creer cinco minutos, afortunadamente tuve más que decían que
era una buena novela, pero si te lo tomas como una agresión personal, que no lo
es, como si te crees el elogio, estás cometiendo un error. No lo descalifico,
tenía puntos de los que tomé nota; no me parece que sean machistas o misóginas,
pero ahí ya es cuestión de percepción. Decía cosas que me parecían pertinentes,
tomé nota no solo para la segunda de la serie, sino en general, pero en ambos
casos las leo, las asimilo y a lo que sigue.
5.- Cuello Blanco explora más la dinámica de Mijangos con el Járcor, su
compañero, ¿dirías que su relación es como de Holmes y Watson o más bien como
de Batman y Robin?
¿Sabes qué? Pienso que al final
es más como de Chaf y Queli, siento que El Járcor, además de ser la contraparte
masculina, también es el comic relief;
es una relación tensa, más cercana a la de los X-Files, pero no sé cuál será el
referente. Sí hay una complicidad, sin duda hay una tensión sexual entre ellos,
que no sé si se va a resolver. No sé, no creo poder dar una respuesta
inteligente.
6.- En esta nueva novela
conocemos un poco más de Lizzy Zubiaga, quien sigue siendo la enemiga jurada de
Mijangos, ¿puede existir una sin la otra?
No. Es que ellas sí tienen la
relación de Batman y el Guasón que plantea Alan Moore en The Killing Joke, ahí está basada la relación entre ellas, por eso
no sé cómo voy a resolverlo.
7.- Eres reconocido por la
extensa investigación que haces antes de empezar una nueva novela, ¿cómo fue
acercarse al mundo de la especulación financiera?
Bien divertido, porque además no
es mi mundo en lo absoluto. La información es muy escasa, así que hubo que
entrarle por todos lados. La investigación es lo que más disfruto al escribir
una novela. Entre más ajeno me sea el campo, mejor. Yo echo mano de los
mecanismos de la ciencia ficción y pues, tengo esta dinámica de tomar toda esta
información, lo que se hace tradicionalmente en ciencia ficción, tomo el modelo
de trabajo de Michael Crichton, que es uno de los escritores de ciencia ficción
dura más importantes de finales de siglo. Al final te permites inventar una
historia muy sólida.
8.- ¿Te viste tentado a especular
en la bolsa?
No, pero sí tuve una oferta de la
que no puedo hablar mucho, pero una de las muchas movidas es crear cuentas
fantasmas en las que se te deposita el mínimo y se retira antes de que te
investiguen fiscalmente, pero no, no quise.
9.- Si pudieras elegir un dream team para realizar una adaptación
al cómic de Hielo Negro Hielo y Cuello Blanco, ¿a quién escogerías?
No los veo como cómics, me gustan
así en forma de libro; me gustarían más para cine. Y así, soñando, me gustaría
Alex de la Iglesia; hay una opción que no ha acabado de cuajar, pero mi
hermano, Alfredo Fernández, está levantando la producción de la precuela, que
se llama Tiempo de Alacranes, pero
más que Cuello Blanco me gustaría que
hiciera Ojos de Lagarto, con Alex de
la Iglesia, él sería mi dream team.
10.- ¿Algo más que quisieras
agregar?
Pues nomás la invitación al
público a que se acerque a la lectura, La
Rocka me gusta porque es un proyecto plural, que se enriquece; digo, no es
coincidencia que David Bowie sea un gran lector; creo que el público puede
encontrar cosas muy buenas, la literatura no muerde y pues, creo que no hay
lírica más punk que la de los poetas malditos franceses.
jueves, 17 de octubre de 2013
La enseñanza de la literatura a través de plataformas digitales
Este es el texto que presenté en la III Mesa de Diálogo sobre Ciberespacio y Literatura, ayer 17 de octubre, en la FIL Monterrey. 'Ai dispensen los errores.
Pocas cosas deben ser más divertidas para un adolescente que leer en el canto II de la Ilíada el catálogo completo de las 1186 naves enviadas por los aqueos para el asedio de Troya; sin embargo, podemos estar bastante seguros de que sabrán encontrarlas. Muy probablemente en la forma de un Xbox o el nuevo juego de Pokémon. Claro, uno como maestro desearía poder dar a sus alumnos el libro exacto que transformará sus vidas y los convertirá en lectores de literatura, pero no siempre es posible, al menos en el caso de la mayoría de los maestros que tienen una agenda educativa por cumplir. Es decir, no hay forma alguna de sacarle la vuelta a la lectura del Cid Campeador o los poemas de Francisco de Quevedo, pero lo que sí se puede hacer es cambiar el enfoque que damos a estos temas y la forma de abordarlos. Podemos, por ejemplo, apoyarnos en plataformas digitales como Facebook o Twitter para permitir que los alumnos exploren, desde otra óptica, los textos literarios.
Tomemos dos ejemplos: uno hipotético y uno real. El primero es un vistazo hacia el pasado. En 1997 Ensemble y Microsoft, lanzaron el videojuego Age of Empires que, a grandes rasgos, le permitía al usuario liderar una cultura antigua (fenicios, egipcios o griegos, por ejemplo) desde la edad de piedra hasta la de hierro, en donde el juego termina cuando uno de los jugadores logra construir una de las maravillas del mundo antiguo. Otra característica es el modo de “campañas” o misiones que retratan, de manera más o menos fiel, algún episodio histórico: desde un asesinato clave en un imperio asiático hasta el ascenso y declive de Juana de Arco. Tres años después, en el año 2000, sale a la venta la expansión de la segunda parte del juego, llamada Age of Empires II: The Conquerorsque, entre otras cosas, le permite al usuario tomar parte en la historia del Cid. El juego comienza con el exilio del personaje y termina con la cabalgata de su cadáver hacia la batalla; sin duda que de haber tenido un videojuego así a la mano, muchos de los presentes tendríamos otra percepción de las aventuras de Ruy Díaz de Vivar. Entre las múltiples opciones que se le daban al usuario podemos destacar dos: una que le permite crear sus propios escenarios con reglas y personajes determinados y otra que lo deja jugar en línea con otros siete participantes. Es decir, este videojuego, en manos de un buen maestro, fácilmente podría haberse convertido en un recurso más que útil dentro y fuera del aula.
Sin embargo el apogeo de este juego fue hace 13 años. Hace trece años la gente aún se conectaba a internet a través del teléfono. Google daba sus primeros pasos. YouTube y Wikipedia no existían y aún se usaban las salas de chat para algo más que ligues anónimos. No es justo entonces reprocharle a los maestros el poco o nulo uso de tecnologías de la información, seguramente ellos también deseaban encontrar una forma de motivar a sus estudiantes, algo que les permitiera enseñar los cantos de gesta y la poesía bucólica y al mismo tiempo evitar la muerte por aburrimiento. Todo mientras intentaban descifrar qué diablos era eso llamado “internet”.
Afortunadamente hoy en día la situación ha cambiado y el acceso a la entonces llamada “supercarretera de la información” se ha vuelto más sencillo; por supuesto que esto es dentro de un contexto de clase media hacia arriba, pues las dificultades socioeconómicas que pudieran presentarse son asunto de alguna otra mesa de diálogo. Entonces, si las herramientas están ahí, a la mano, ¿qué es lo que falta para tomarlas? ¿Cómo podemos hacer que este nuevo mundo de posibilidades forme parte de la enseñanza de la literatura? Muy sencillo, a través de la experiencia vicaria. Rosenblatt señala en su libro La literatura como exploración que “La labor del maestro de literatura es propiciar interacciones fructíferas –o, más precisamente, transacciones- entre los lectores individuales y las obras literarias individuales” (52-53). Es decir, se debe lograr una conexión entre el lector y lo leído. Algo que vaya más allá del mero acto mecánico de leer, algo que les permita hacer una verdadera apropiación del texto. Menciona la autora que “Una novela, un poema, una obra de teatro, permanecen tan solo como manchas de tinta sobre el papel hasta que un lector los transforma en un conjunto de símbolos significativos” (51). Sirva entonces el ejemplo anterior para hablar de este proceso de significación. El videojuego le permite al usuario convertirse en Ruy Díaz. Le permite pasar por las mismas tribulaciones que El Cid desde un lugar tan seguro como el sofá y, con un poco de suerte, tal vez hasta lo invite a levantarse, desperezarse e ir por un libro para saber un poco más sobre esta canción de gesta. Recordemos ante todo que esto no es una ciencia exacta y no se puede hablar de una causalidad directa, si acaso podremos señalar una correlación que impulsaremos con la mejor de las intenciones y todos los dedos cruzados.
Para ilustrar un poco mejor el concepto de experiencia vicaria y la abstracción que puede hacerse de la literatura, podríamos recurrir a una actividad realizada por Biblionautas que, además, viene muy bien en estas fechas de terror y muertos; dicho ejercicio tiene dos bases: un cuento que provoque escalofríos, (el texto generalmente usado es “Abbadon Tenebrae” de Antonio Malpica) y los miedos de los participantes. La dinámica es la siguiente: se le pide a los involucrados que escriban qué es lo que más miedo les da en papeletas que son recogidas por el tallerista, quien hace la lectura de la historia de terror; una vez concluida esta, los participantes reciben la papeleta de alguien más y escriben un cuento para esa persona usando su miedo. A través de esta muestra de vulnerabilidad se le permite a los participantes convertirse a la vez en víctima y victimario, ponerse en los zapatos de alguien más y dejar que alguien se ponga en los suyos. Es decir, se permite la creación de lazos emotivos entre los implicados y el texto; si a esto le sumamos el uso de la tecnología a nuestra disposición, podremos hablar de una nueva forma de experimentar la literatura.
Tomemos ahora el segundo caso, el real. La segunda unidad del programa de Literatura de tercer semestre de preparatoria trata sobre mitos, leyendas y poesía épica. Por supuesto, si hablamos de las grandes épicas occidentales no podemos dejar de lado las obras de Homero, lo que plantea un dilema al maestro: ¿cómo hacer atractivas esta historias? En este caso en particular se trabajó con la Ilíada y se llevaron a cabo tres actividades que tenían como base la búsqueda de experiencias que acercaran al alumno a la cólera de Aquiles. A lo largo de tres semanas se realizó lo siguiente: primero, se le pidió a los participantes que seleccionaran un personaje que, por supuesto, no podía repetirse dentro del salón. Claro, los alumnos protestaron y pidieron que fuera el maestro quien asignara los roles; sin embargo, se buscó que fueran ellos quienes negociaran tal o cual personaje sin la intervención del profesor precisamente para fomentar la interacción y el diálogo. Una vez hecha la selección, los participantes tuvieron que disfrazarse de su personaje y presentarse ante los demás durante una sesión que, entre otras cosas, incluye comida para compartir llevada por los mismos participantes.
La segunda parte, una de las más importantes y la que da razón de ser a esta charla, fue la creación de cuentas de Twitter en donde los alumnos asumieron la identidad de sus personajes. El objetivo es tener una cuenta que incluya información pero que además resulte divertida y pueda mantenerse vigente dentro del acelerado ritmo de esta red social. Esta actividad es monitoreada por el profesor, pero sin una interacción directa, permitiendo a los alumnos una mayor libertad para interactuar. A lo largo de aproximadamente dos semanas se crea una comunidad de héroes, dioses y guerreros que cuenta sus hazañas de manera amena e informativa haciendo uso de todas las herramientas disponibles en Twitter, tal como la integración de videos, imágenes o hipervínculos. Para finalizar, se hace una recreación de la guerra de troya en donde los alumnos son agrupados en dos bandos, argivos y troyanos, y se lanzan globos con agua unos a otros mientras juegan a capturar la bandera del equipo contrario. Entre gritos y saltos, la diversión estará asegurada para alumnos y maestros.
En conclusión, las plataformas digitales pueden servir como una alternativa más para el profesor que busque acercar a sus alumnos a textos literarios que no siempre resultan los más accesibles. Vale la pena recordar que es a través de actividades como estas que la literatura cobra vida para los participantes y los textos se vuelven algo tangible. No más acercamientos platónicos, no más sermones desde el Olimpo literario. Hay que recordar que la ficción no sólo trata sobre el goce estético, sino que también puede servirnos para crear lazos afectivos, para reconocer al otro y reconocernos a nosotros mismos. Todo un universo literario está a nuestro alcance; solo es cuestión de descargarlo.
Un tuit de una alumna que agarró el papel de Poseidón |
miércoles, 16 de octubre de 2013
Zombie
Ayer escuché esta canción en la radio y me acordé de cuando mis camaradas y yo la tocábamos en la prepa. También pensé en lo mucho que ha cambiado desde entonces. Éramos cinco. Uno murió, dos son ingenieros, otro es médico y yo soy traductor. Ivan Torres, bajista extraordinario, ahora trabaja en EUA; Pepe Rodríguez quien sigue siendo un baterista excelente (y un acordeonista másomenos) se la pasa de viaje arreglando equipo de hospitales. Raymundo Trejo, que me enseñó los primeros acordes del Concierto de Aranjuez, es un (casi) respetable doctor. Un abrazo a todos ellos.
martes, 15 de octubre de 2013
Motel Bates
Acabo de leer este libro y, la verdad, es que es de lo mejorcito que he leído últimamente. Viñetas de terror y espanto inspiradas en Alfred Hitchcock, sus películas y su forma macabra de hacer cine. Tengo programada una entrevista con él, pero no sé muy bien qué le preguntaré. En fin, lo peor que puede pasar es que se me aparezca Norman Bates, creo.
sábado, 12 de octubre de 2013
Presentación de Ojos llenos de sombra
He aquí el texto que leímos Dalina, Susana y yo a la hora de presentar el libro Ojos llenos de sombra de Raquel Castro (las citas del libro están en itálicas):
Presentación de Ojos
llenos de sombra
MANU
Te subes al escenario. El público espera impaciente.
El olor a cigarro y humo llena todo el local. La falta de iluminación hace que
sufras horrores para ecualizar tu amplificador. Te das cuenta de que olvidaste cambiarle
las pilas a uno de tus pedales y maldices en silencio. Lo único que pides es
que los nervios no te ganen cuando tienes que tocar tu solo. Ojalá todo salga
bien. Ojalá no se note que te tiemblan las piernas. Ojalá pudieras atrapar ese
momento para revivirlo cuando fuera necesario. De repente, escuchas que alguien
cuenta un-dos-tres-cuatro y tu banda empieza a tocar. Todo comienza a tomar
forma. Te relajas. Lo disfrutas. Piensas que, después de todo, tal vez sí
naciste para la música.
Si estás en el evento más importante del año y lo
único que quieres es encerrarte en el baño a llorar, tienes problemas. Sobre
todo si de fondo se escucha “So alive” de Love and Rockets, y en vez de ponerte
a bailar tienes ganas de correr tan lejos como sea posible. Peor aún si fuiste
algo parecido a la estrella de la noche. Si, en vez de ir por la pista de baile
presumiendo que eres la tecladista de una de las mejores bandas de dark de toda
la ciudad, estás pensando en cómo y dónde esconderte, tus problemas son realmente
serios. Obviamente, esa persona llorona e inestable que está
en serios problemas soy yo. Porque en vez de sentirme así tendría que estar
brincando de gusto: hace apenas un rato mi banda abrió el concierto para cerca
de dos mil personas, y no sólo no nos abuchearon, sino que nos pidieron más. Y
además le estábamos abriendo a London After Midnight. ¡Acabamos de abrirle a
London! (9).
DALINA
El universo juvenil está plagado de incertidumbre.
De dudas. Y los grandes creen que ser joven es fácil. Cómo puede ser fácil si
el camino para crecer está lleno de disyuntivas. De afectos que se atraviesan
no dejando pensar a la razón. Lo único seguro es que, cuando somos jóvenes, uno
no se halla en el mundo. Y dan ganas de salir corriendo, pero también dan ganas
de quedarse. Y cuando todas esas emociones encontradas parecen definir que la
vida no tiene sentido, además, podría ser que estés rodeado de familia y amigos
tan peculiares como tú. Esta perspectiva es por la que nos conduce Raquel
Castro en la historia de Ojos llenos de
sombra, a través de las emociones de Atari, la protagonista. Toca en una
banda, va a la preparatoria, tiene a Bere, su mejor amiga, y a su grupo. Una
chica como cualquiera…
La escena oscura fue mi hábitat
desde que me acuerdo. Mis hermanos descubrieron el movimiento gótico cuando
entraron a la prepa, y como yo pasaba más tiempo con ellos que con mis papás,
obvio que todo se me pegó (27)… Además de manejar la banda, mis hermanos
organizaban fiestas en casas abandonadas: cobraban muy barato pero llegaba
mucha gente. Eran famosos por la cantidad de discos y la buena calidad de su
aparato de sonido.
Y a todos esos lados iba yo,
como si fuera su muñequita: con mi ropita de terciopelo, mis medias a rayas y
mi carriola cubierta con tul negro que tanto les gustaba a las koopas de
entonces. Mi mamá llegaba de sus reuniones ya noche, cuando mis hermanos ya me
habían quitado el disfraz de Merlina Adams y yo dormía plácidamente en mi cuna.
Ella no sabía que yo era la mascota de mis hermanos: que para no dejarme sola,
los gemelos me llevaban a todas las tocadas, conciertos y fiestas. No se daba
cuenta de que mis canciones de cuna eran de los Cranes o de que mi primera
pesadilla se la debí al video de “Lullaby”, de The cure. Mi mamá siempre ha
sido una experta en voltear para otro lado cuando intuye que lo que va a ver no
le va a gustar.
Pero eso no significa que yo
fuera una especie de temprana Drew Barrymore gótica ni nada por el estilo. Mis
hermanos, sobre todo Luis, me cuidaban bastante bien (…) supongo que podemos
decir que no salí tan mal. Y si algo no es lo “correcto”, pues que la nación se
lo demande a mi madre ausente y a mi padre loco (29).
MANU
Sabes que tener una banda es muy similar a mantener
una especie de noviazgo como con cinco personas al mismo tiempo. Si prometes
algo, debes cumplirlo. No se vale dejarlos en segundo plano. Es una cosa de
compromiso, no de a ratos o para cuando estés aburrido. No está bien guardarse
secretos que afecten la misma base sobre la que está fundada la relación.
Imagina entonces cómo debe sentirse Atari cuando no sabe cómo abordar un tema
con sus compañeros de grupo. Claro, no es un asunto cualquiera, es la duda
sobre si aceptar una beca en el extranjero o quedarse cerca de sus amigos. ¿Y
tú qué escogerías? Vamos, no me respondas rápido. Piénsalo. No es tan fácil,
¿verdad? Imagina ahora que no puedes hablarlo con nadie, que todo mundo te da
el avión, que ni siquiera se les ocurre que, tal vez, estás pasando por una
crisis y necesitas un poco de apoyo y un par de cervezas.
Me miro al espejo. No sé si me veo bien para la
fiesta. No por la fiesta en sí, sino porque es la primera vez que Javier me
invita a algún lado desde que me enojé con él. Me gustaría que al verme se sintiera tan incómodo,
tan tonto como me he sentido yo en los ensayos de las últimas semanas. Que
sintiera ganas de estar conmigo, que me pidiera perdón… me gustaría contarle de
la beca y que me abrazara y me pidiera que no me vaya porque me necesita. Pero
eso me hace tan parecida a Peach que me doy asquito, y me pregunto para qué
demonios podría necesitarme Javier, o en qué sentido me haría eso más feliz que
irme a estudiar un año al Conservatorio de Moscú. -No mames que estás pensando en Javier -me
interrumpe, como es su costumbre, Berenice. Trato de sonreírle pero quién sabe
qué mueca me sale. Ella solo suspira. Por un instante pienso contarle ahora sí
lo de la beca. Debería, ¿no? es lo que se acostumbra entre mejores amigas:
contar los secretos y tal. Sin embargo, me da un poco de miedo que se ofenda
porque no se lo dije desde el principio; además no tenemos tanto tiempo: son ya
las ocho de la noche. Tendríamos que irnos en media hora si queremos llegar a
casa de Xav antes de que dejen de pasar los micros. No le cuento nada. En vez de eso le cambio el tema
(47-48)
DALINA
Y los adultos suelen creer que vivir es sólo tener
privilegios y obligaciones. Pero ser joven es más complejo de lo que todos
quisiéramos pensar. Las hormonas se
conjugan con los ideales y resulta verdaderamente un berenjenal andar por la
vida sin red de protección. Con un carácter inestable de los mil demonios.
Incluso, muchos jóvenes ni siquiera se aguantan a sí mismos. Y una de las
principales causas de este infortunio es que la juventud es una etapa de
crecimiento continuo donde se tiene que aprender a tomar decisiones. La vida de
Atari se complica porque decidir por algo es renunciar a otra cosa, y los
jóvenes están negados a la renuncia, no saben hacerlo, pero ¿sólo los jóvenes?,
o realmente Ojos llenos de sombra nos plantea un dilema común a la naturaleza
humana, a través de una voz narrativa en primera persona que logra ponernos en
las botas y los estoperoles de Atari.
¿Realmente me preocupa que la vida vaya a ser así
siempre? ¿Realmente quiero algo más? Con todo y lo rancio, esta vida es intensa
y divertida. Otras personas se la pasan diciendo que es una vida sin salida,
que no puede durar, que tendríamos que buscar algo distinto, pero ¿quiero
hacerlo? Estaría en ese camino si me voy. Si aprovecho la
beca, podría salir de aquí y a lo mejor no volver jamás. Pero ¿es eso lo que
quiero? Si a esas vamos, la pregunta es: ¿qué quiero? De
pronto me siento súper agusto con el desmadre, la banda y el montón de cosas
extrañas que nos pasan. Pero a veces hasta a mí me parece demasiado: demasiado
denso o demasiado patético, no sé (40).
MANU
La novela de Raquel Castro es oscura, pero
esperanzadora. Nos revela, en el mejor estilo de las Bildungsroman, el dilema de Atari, que ocurre en un fin de semana
que habrá de marcar un nuevo inicio en su vida. La autora, a través de sus
palabras y la música del texto, nos deja ver la vida de la rata, como es
llamada por sus hermanos. Nos damos cuenta, tanto Atari como nosotros, de que
ya no es una niña pequeña, sino alguien que puede enfrentarse tanto a un gandul
manolarga como a señoras histéricas a la vez que desarrolla una lucha interna
que culmina con su despertar: a la vida, al sexo, a los amigos, al amor.
Me agarra otra
vez del meñique y empieza a subir. Mientras vamos por la escalera pienso que lo
del meñique, además de tierno, es muy práctico: aunque me suda la mano a
chorros, él no tiene cómo darse cuenta.
No me imaginaba
así la recámara de Javier: las paredes no están pintadas de negro ni llenas de
posters de Joy Division o Depeche Mode. En cambio hay un librero tan lleno que
hay libros en doble fila.
-No sabía que te
gustaba leer –le digo.
-Hay muchas
cosas que no sabes –responde mientras me abraza por la cintura y comienza a
besarme. Se tira en la cama y caigo yo encima de él, todo sin que dejemos de
besarnos ni un momento.
Pienso de nuevo
en que es una suerte traer los calzones de Emily the Strange, y en que espero
no quedar como una tonta, y en lo bien que besa cuando se toma su tiempo y me
muerde el labio o cuando me hace cosquillas en el paladar con su lengua.
Pienso también
que aunque estamos solos debería cerrar la puerta de la recámara, y que
definitivamente algo va a cambiar entre nosotros en un rato. Espero, espero,
espero que sea para bien (174).
DALINA
La intimidad, la narración ágil, cercana, la voz de
Atari construyendo su mundo desde la mirada del lector son los recursos con que
la autora edifica el pacto ficcional. La atmósfera repleta de símbolos y de
música, sin caer en los estereotipos nos permite ubicar con precisión los
referentes de un contexto sociocultural, pero que se dimensiona a través de la
intensidad de sus acciones y diálogos, por ello es tan cercana a cualquiera, no
sólo a los músicos, no sólo a los adolescentes oscuros... Con maestría, Raquel
Castro nos lleva a sentir las emociones de Atari: sufrimos con ella, padecemos,
vivimos una experiencia vicaria a través de las palabras. Los adultos podemos
ser y sentirnos jóvenes desde su lectura, pero sobre todo, podemos acercarnos
al mundo imperecedero y luminoso de la juventud.
Es extraño: ahora que recuerdo la última que me
aplicó Javier siento como si hiciera años desde entonces. Mientras camino entre
los puestos del tianguis donde hace un rato desayuné con Armando, me parece que
han pasado siglos desde que estuvimos ahí. Es como si el tiempo avanzara más
rápido cada vez, y aunque corra, solo a ratitos logro alcanzarlo. Hago cuentas y pienso en todo lo que pasó desde el
concierto de Serrat hasta ahora: pasé la preselección para la beca, me hicieron
un examen, lo olvidé para siempre y recibí la carta; luego de varias
cancelaciones finalmente tocamos para el dichoso programa de tele por el que
entré a la banda; Bere se embarazó, abortó, se peleó mil veces con el Italiano
de Mierda, le puso el cuerno varias veces, la cachó una, cortaron y se
reconciliarion; Mario empezó a trabajar en un centro de atención telefónica por
darle gusto a Peach, lo dejó, y ahora parece que ella lo dejó a él. Es horrible. Pasan muchas, muchísimas cosas, pero
siempre volvemos al mismo punto de partida. Seguimos en una burbuja: nosotros
creemos que estamos en el mundo, pero el mundo es lo que pasa alrededor, donde
los chavos cristianos embarazan a sus novias por orden de Dios y donde los
chavos alternativos no oyen gótico desde principios de los noventa. Y a lo mejor esta ilusión de estar en el Londres de
1979 es reconfortante para Mario, pero yo ni había nacido entonces. Ahora que
lo pienso, no he nacido todavía: no tengo vida propia. Soy rehén de un grupo de
adolescentes eternos, entre los que hay que contar a mis propios padres.
(136-140)
MANU
La historia de Atari es un concierto oscuro que no
hay que perderse.
miércoles, 9 de octubre de 2013
The Cure
Ayer fue el concierto de The Cure. La verdad es que solo conocía un par de canciones de ellos, pero quedé más que asombrado ante la calidad musical de la banda, su espectáculo y de la duración del mismo. Fue un concierto que al que no esperaba asistir y que, sin duda, se quedará en mi memoria como uno de los mejores a los que he ido. No puedo decir mucho, solo que todo ha valido la pena.
sábado, 5 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
Ojos llenos de sombra
Estoy escribiendo un texto para presentar el libro Ojos llenos de sombra de Raquel Castro, así que aprovecho la oportunidad para publicar por acá una breve reseña que escribí para La Rocka pero que por alguna u otra razón no ha aparecido. En fin, aquí va:
Hay
pocas cosas tan gratificantes como tocar en una banda y abrirle a uno de tus
grupos favoritos. Sí, tal vez sea un triunfo menor, pero no por ello deja de
ser significativo. Por eso es que la frase inicial de Ojos llenos de sombra resulta tan impactante: “Si estás en el
evento más importante del año y lo único que quieres es encerrarte al baño a
llorar, tienes problemas”. Y bueno, ¿quién no se ha sentido así? Tal vez ese es
el éxito de Raquel Castro, que con su primer libro ha logrado conquistar no
sólo el Premio Gran Angular, uno de los más importantes de literatura juvenil,
sino a montones de lectores. Claro, la escritora nos revela de inmediato a qué
evento tan importante se refiere la protagonista: “hace apenas un rato mi banda
abrió el concierto para cerca de dos mil personas y no solo no nos abuchearon,
sino que nos pidieron más. Y además le estábamos abriendo a London After
Midnight. ¡Acabamos de abrirle a London!”.
La
persona “llorona e inestable”, como se describe a sí misma, es Atari,
tecladista de El Lado Oscuro de la Luna, una banda gótica que poco a poco se
abre camino en la escena subterránea. Hay que señalar que no es un nombre
artístico. Se llama como la consola de videojuegos. Por supuesto, hay veces en
que la vida se ensaña y, en el caso de Atari, le dio dos hermanos con nombres
que por separado tal vez no llamarían la atención, pero no es este el caso. Atari
y sus hermanos, Mario y Luis (también conocido como Luigi), son parte de una
familia con más problemas que soluciones; como cereza del pastel está, por un
lado, el padre, que se ha metido de lleno a una iglesia bastante peculiar, y
por otro, la madre, que vive para los cosméticos de Mary Kay. Así, Atari creció
bajo el cobijo de sus dos hermanos, que pronto hicieron de ella una especie de
mascota a la que llenaron de mimos y música oscura.
Atari
tiene un problema; debe elegir entre quedarse en México con sus amigos, en
especial con uno que le alborota el corazón y la hormona, o irse becada a Rusia
a estudiar clavecín. La historia de A, como todo mundo la llama, sucede a lo
largo de un fin de semana que se suponía debía ser mágico y sólo se convirtió
en una maraña de discusiones y problemas. Es en este contexto que debe
enfrentar sus problemas, miedos y fantasmas y llegar a una decisión. Claro, uno
pensaría que es algo muy sencillo (¿quién no quisiera salir de aquí?), pero la
autora nos muestra el mundo de A: sus amigos, su familia, sus relaciones y,
honestamente, no se le puede reprochar el titubeo.
La primera novela de Raquel Castro es amena, emocionante y, sobre todo, esperanzadora. Su narrativa no tiene pretensiones e incluso desmitifica esa imagen que el dark ha creado de sí mismo. No todo es terciopelo y vino tinto ni vampiros y condesas ensangrentadas; también hay espacio para la cerveza, para jugar a los novios, para subirse al pesero y para ponerse apodos. Castro deja atrás ese halo de misticismo y nos muestra que lo único que nos hace diferentes de Atari (y ni tanto) es la música que escuchamos. ¿Es literatura juvenil? Sí y no. Ciertamente será más disfrutable para aquellos que estén pasando esa etapa tan dura que es la adolescencia; sin embargo, lo que hace la autora no necesita adjetivos: es literatura, tan simple y llano como eso. Ojos llenos de sombra es una historia honesta y fresca que logra que el lector se encariñe con Atari, odie a uno que otro personaje y llore las penas de Mario y Luigi. Es una novela que, como las mejores obras musicales, va in crescendo y culmina con la liberación de las pasiones.
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